Obesidad infantil: el enemigo está en la casa
La alerta estaba encendida hace rato, pero nadie le hizo caso a tiempo. Y hoy parece que, como sociedad, prácticamente tocamos fondo en el tema alimenticio, en especial en lo que respecta a los menores de edad.
Por lo menos así lo ve la especialista en el tema Mariane Lutz, directora del Centro de Investigación y Desarrollo de Alimentos Funcionales (CIDAF) de la Universidad de Valparaíso y miembro de Observacción.
Lutz es categórica en su primer diagnóstico: "Hemos alcanzado niveles récord de sobrepeso y obesidad en la población infantil, a pesar de todos los esfuerzos que se han hecho en el país para reducir este problema de salud".
La especialista señala que ha llegado el momento de dar mejor herramientas a la población, "para que pueda elegir la forma de vivir mejor, con un entorno que favorezca las conductas saludables, como hemos declarado en el observatorio de obesidad Observacción (www.observaccion.cl)".
Para la especialista, uno de los principales de esta epidemia factores son... los padres.
"La razón más importante es cómo los padres y la familia enfrentan el tema de la alimentación", explica Lutz. "Los niños y niñas forman sus hábitos alimentarios desde pequeños y se acostumbran a comer lo que se les entrega, por ejemplo, alimentos con mucha grasa, mucha azúcar o mucha sal: cuando se acostumbran a ellos, es difícil erradicar el hábito. Las comidas son muy poco variadas, muchos niños no conocen diversas frutas, verduras, legumbres, mariscos, porque nunca se las han dado a probar", agrega.
Con respecto a la posibilidad de que los niños que tienen padres obesos estén condenados a sufrir sobrepeso por una carga genética, Lutz afirma que, efectivamente, en la generación del tejido graso del organismo participan muchos genes, pero éstos responden al ambiente: "Es decir, la forma cómo vivimos es determinante de la cantidad y calidad de la grasa que se forma en nuestro cuerpo, y para ello es fundamental cómo y cuánto comemos y cómo y cuánto nos movemos. Generalmente las familias obesas lo son porque sus estilos de vida son inadecuados y no promueven la salud", señala la especialista. A ello suma le hecho de que muchas familias no conocen alternativas de alimentación saludable.
El ambiente que propicia la aparición de la obesidad infantil es fomentado por una serie de errores que, por desconocimiento o negligencia, cometen los padres a la hora de alimentar a sus hijos.
"El primero sería no darles lactancia natural al menos por seis meses. Posteriormente, gratificarlos o premiarlos con alimentos de mala calidad (golosinas, completos, etcétera), darles dinero en lugar de colación y reemplazar el agua por bebidas o jugos en polvo artificiales y azucarados", precisa Lutz.
La lista sigue: llevar a los niños a los patios de comida a comer productos chatarra, dejarlos consumir golosinas y snacks entre las horas de comida, no acostumbrarlos a comer en horarios definidos y dejarlos ver televisión o jugar con el celular durante las comidas, en vez de compartir con la familia.
"Es un asunto de crear buenos hábitos. Los padres demasiado permisivos generalmente tienen niños con mayor peso", señala la especialista en nutrición.
Los menores que se ven enfrentados a una alimentación poco saludable desde muy temprana edad, están enfrentados a diversos problemas de salud, los cuales se pueden prolongar por toda la vida.
En este sentido, la directora del CIDAF explica que hay un alto riesgo de que el sobrepeso se transforme en obesidad, la cual es mucho más difícil de revertir.
"El niño obeso es muy probable que lo sea el resto de su vida, con complicaciones en todos sus sistemas: cardíaco, respiratorio, digestivo, motriz, además de complicaciones a nivel sicológico, incluyendo su autoestima y relación con los demás. También afecta el sueño y la capacidad de aprendizaje, entre otros. El obeso desarrolla el síndrome metabólico, con complicaciones como diabetes, hipertensión y problemas cardíacos, que reflejan enfermedad y llevan a una muerte precoz", explica Mariane Lutz.
¿Cómo evitarlo? La especialista entrega una serie de tips para tratar de prevenir o revertir esta situación. "En este sentido, es primordial tomar agua en lugar de bebidas; consumir frutas de postre; preferir los lácteos descremados; los sándwiches de marraqueta en lugar de queques, galletas u otros horneados dulces; los frutos secos en lugar de snacks procesados; acostumbrarlos a las ensaladas todos los días; darles pescados y carnes magras; erradicar los embutidos, las papas fritas, los snacks altos en azúcar y sal; y comer en horarios definidos", indica Lutz.
Es esencial que la regulación de lo come un niño se aplique desde muy pequeño, apenas se empieza a complementar la lactancia materna con comida.
"Los bebés no necesitan azúcar, no se debe agregar a las mamaderas, no se debe sobrealimentar a los pequeños y es bueno darles a probar alimentos diferentes, de distintos colores, aromas y texturas, para que acostumbren su paladar a las nuevas experiencias y no sean neofóbicos: temerosos a lo nuevo, respondiendo 'no me gusta' frente a algo que no han probado nunca", recomienda la especialista. J