Los dueños de "La Capilla" lamentaron que una vida de esfuerzo se viera opacada por un incidente aislado como el del domingo. Incluso piensan en cerrar el local.
Justo Díaz y su esposa Patricia Opazo, los propietarios históricos de La Capilla, están aterrados. Pero más que eso, se sienten tristes. En conversación con La Estrella, expresaron su pesar por cómo una vida de esfuerzo y trabajo se manchó por la balacera del domingo al interior de la discoteca. Incidente que, según relataron, es el único que han debido enfrentar en los 75 años de historia del mítico local penquista.
Quienes conocen de cerca la historia de Justo, saben que todo lo que ha logrado ha sido sobre la base de su esfuerzo. "Yo heredé este negocio de mi madre, luego compramos el recinto y lo hicimos crecer. Antes se vendían vinos, luego fue un pub chiquitito que se agrandó y transformó en lo que es ahora luego de que la misma gente nos pidiera que le agregáramos más cosas", relató.
Por ello, cuando Justo vio a una persona caer desde las escaleras, vio cómo se derrumbaba también todo el esfuerzo por tener un local cercano con sus clientes, en el patio de su casa.
"A nosotros la noche nos está matando. A mí me ha hecho muy mal y a mi señora también. Estamos cansados de la noche y tenemos ganas de volver a tener el negocio que teníamos antes, que era un negocio familiar, tipo restaurante, en donde yo pudiera vender comida, ponches y poner música", explicó Justo Díaz.
Si bien "La Capilla" pertenece a sus hijos Gonzalo, Roxana y Marcela, don Justo continúa siendo el rostro emblemático del local. Por lo mismo, siempre los está ayudando en cuanto puede. Pero no da más. Por ello el local estará cerrado, al menos, hasta el próximo miércoles. "Quiero convencer a mis hijos de que vendamos esto, pues quedamos muy mal". J
l Los cinco heridos tras la balacera al interior de la disco siguen recuperándose de sus heridas. Uno de ellos, el más complicado, recibió cuatro disparos. Otro de los más graves es el propio pistolero, quien se disparó en los genitales al guardar la pistola en su pantalón. Él se encuentra detenido en el hospital.