Se llama James Fallon, es un científico consolidado de Estados Unidos, y un día descubrió que tenía el cerebro de un asesino en serie. Estaba en su oficina, en la Universidad de California, revisando tomografías cerebrales de varios psicópatas. Los estudios se mezclaron en su escritorio -a raíz de una investigación paralela que realizaba en aquel entonces- con tomografías de sí mismo. Comparó ambas radiografías y lo detectó: son similares, tengo el cerebro de un psicópata, se dijo.

Fallon descubrió, en esa investigación, que los psicópatas y él comparten defectos: carecen de autocontrol, no asumen valores morales y no son empáticos. Le dijo de inmediato a su esposa: "Tengo la mente de un psicópata". La mujer, mirando la tele, respondió: "No me sorprende".

Fallon siguió investigando por su cuenta. Y hace unos días publicó un libro llamado "The Psycopath inside" (Traducción: El psicópata metido adentro). En él relata su vida de asesino latente, aunque admite, aliviado, que aún es inocente. No ha matado a nadie, no ha violado ni descuartizado. La razón la atribuye a su educación y a su entorno: "Los genes no cargan las armas. Se necesitan más impulsos. Yo, por fortuna, tuve una crianza en que recibí mucho cariño", ha dicho el científico. De todos modos añadió que está muy alerta a su comportamiento: "La biología no es una sentencia de muerte, pero puede dar un potencial alto para estas cosas".

Y reitera que la familia es lo que lo ha salvado. El amor que recibió de sus padres y el amor que hoy recibe de su mujer y sus tres hijos. Fallon ya asumió que debe convivir con el cerebro de un frío asesino. Pero sabe, además, que un escaner no transforma a priori a un científico en un psicópata. Los escaner, dice Fallon, no disparan armas, ni acuchillan a inocentes. Los escaner sólo sirven para dar una alarma. J

l Como todas las cosas negativas tienen un lado positivo, James Fallon, el científico que se autoploclamó como un psicópata en desarrollo, ha empezado a recorrer el mundo explicando su diagnóstico. Y su libro "The Psycopath inside" ya se ha convertido en un controvertido éxito en el mercado en inglés.

l Este señor, un bloguero que se hace llamar Tuthmosis, dijo el otro día: "Digan lo que quieran, pero una mujer con un leve-moderado trastorno alimenticio, y que no ha dañado de manera excesiva su aspecto, es la mejor compra". Y, sin pudor, entregó razones por las cuales es recomendable invitar a salir a mujeres bulímicas y anoréxicas.

Dijo que este tipo de mujeres suelen preocuparse mucho de su aspecto. Si las invitan a un restaurante son frugales para comer. Y son vulnerables, por tanto, fáciles de conquistar. Tuthmosis fue destrozado a críticas. J

l Una prestigiosa sicóloga social de la Universidad de Harvard, Amy Cudy, afirmó hace unos días que "así como la mente puede cambiar el cuerpo; también el cuerpo puede cambiar la mente". Y concluyó, tras varias investigaciones, que una de las acciones útiles para ser feliz es, simplemente, sentarse derecho.

Si uno se sienta encorvado, dice Amy Cudy, lo que transmite es pequeñez. Es una postura que nos hace vulnerables. En cambio, sentarse erguido, dice, implica seguridad y poder. Además, esa postura reduce el cortisol y, por ende, baja el estrés. J