El otro matrimonio del año fue en la Laguna Grande: novios se casaron en ceremonia mapuche
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El mismo día en que gran parte del país estaba preocupado del matrimonio de Arturo Vidal, una pareja de San Pedro de la Paz también realizó su boda. Al contrario del lujoso festejo del jugador de la Juventus, ellos celebraron la instancia con una ceremonia mapuche, con la finalidad de conmemorar sus raíces ancestrales. La Estrella fue invitada al enlace efectuado en San Pedro de la Paz y el novio, Juan Carlos Millahual Antivil, relató en qué consiste y cuáles son los pasos.
La pareja llegó temprano hasta la Laguna Grande de San Pedro de la Paz. Allí, las comunidades de la zona tienen un espacio destinado para mantener vigente su cultura, por lo que ocupan el sector casi durante todo el año.
Junto al Rehue
"Esta es una ceremonia ancestral. Nuestra idea con la novia, Lidia Flor Avendaño, mi pareja por más de 20 años, es recuperar nuestras raíces. Antes de empezar todo, tenemos que juntarnos en torno al pilar", explicó Millahual.
La columna a la que se refiere se llama rehue. Este es un tronco escalonado que está clavado en la tierra. En el caso de la Laguna Grande y también en general, el altar está cubierto por hojas de canelo, el árbol sagrado para los mapuche. La importancia de esta figura, es que permite conectar con el cosmos.
"Lo primero que debemos hacer es presentar ofrendas de comida y otros elementos a Chaw Ngünechen, o nuestro Padre Dios. Son cosas que día a día nos dan el sustento, como las sopaipillas o la carne. También ofrecemos nuestros instrumentos como el kultrún (tambor ceremonial). Todas estos objetos los dejamos en la base del rehue", detalló el novio.
Rogativas
El segundo paso, contó Millahual, es el Llellipún. Una rogativa que se concreta con un baile de todos los invitados alrededor del pilar sagrado.
Agregó que "después ya viene la culminación de la ceremonia. Allí se hace una última rogativa, que incluye la bendición de la machi. Tras ello nosotros quedamos enlazados".
En ambas lenguas
Cabe destacar que, durante el ritual, un amigo de la familia, Héctor Catril, fue el encargado de ir guiando cada uno de los pasos y de ir describiendo en qué consistía cada uno. Del medio centenar de invitados, más de la mitad eran peñis (hermanos mapuche), pero el resto no hablaba mapudungún. Por ello, el maestro de ceremonias fue relatando todo en ambas lenguas.
La novia, Lidia Flor Avendaño, indicó que, después del enlace mapuche, continuaron con la el matrimonio legal en el registro civil. Ambos acordaron participar de las dos instancias como una forma de mezclar las culturas.
Los invitados a la unión de esta pareja estaban sorprendidos y felices. Personas que paseaban por la laguna se detuvieron a mirar y aprender un poco de la cultura ancestral. J