Locatario de Lota lleva más de 30 años con zapatería
l Constanza Rivera Rivera
Dentro de los más de 400 locales que tiene la Feria de Lota, se encuentra "Calzados Margarita", ubicado entre los sabores, olores y colores que mantiene este mercado por tantos años. Un local que lleva más de 30 años en este centro que se mantiene funcionando los 365 días del año.
Alfredo Salazar, junto a su esposa, "su amada" como él la nombra, cuenta que abrieron un pequeño negocio dentro del mercado lotino luego de que fuera despedido de Lota Green en 1982. Partieron con útiles escolares y de a poco agregaron más cosas a su oferta. Pero al ver que no daba el resultado esperado, cambiaron su rubro con juguetes. No funcionó del todo y como sucedió lo mismo que con los cuadernos y lápices, decidieron emprender su local con zapatillas. Su clientela empezó a tomar fuerza y a pedir otros modelos y zapatos, por lo que decidieron agregar a su local todo tipo de calzado, desde sandalias a zapatos de fiesta, para dama, varón y niños. Y así continúan hasta ahora.
La inspiración para abrir este negocio, según señala su propietario, fue su primera hija. De ahí el origen del nombre de este local, "Calzados Margarita". De a poco fueron expandiéndose hasta tener el recinto que los alberga hoy en día, el que ocupa alrededor de tres locales, del cual dice estar contento por lo que ha logrado en estos años. Sin embargo, él dice ser sólo un administrador y que "el dueño de todo es Cristo, le trabajo a él", manifiesta con fe.
En el rubro del calzado lleva ya 26 años y gracias a esto ha logrado mantener y educar a su familia. Pese a no haber fabricado nunca zapatos, dice conocerlos muy bien, y con su experiencia vendiendo sabe cuáles son los mejores, si son o no de suela, forrados en badana o si son plásticos y si se parten rápido.
El secreto
Su secreto para conservar un negocio por más de 30 años y mantener a su clientela contenta es, simplemente, atenderlos bien. Confiesa que tiene a sus "regalones" de años, que venían con sus hijos pequeños y ahora son esos hijos quienes vienen con sus familias.
Alfredo señala que es un orgullo poder decir eso, porque es algo que refleja que se está haciendo bien. Y otro detalle es actuar siempre con honestidad. "Yo digo cuando no es cuero o si es malo, así evito que vengan a reclamar mis clientes. En el momento de la compra les dejo las cosas claras, soy honesto, como dice Cristo, la sinceridad y la honestidad es lo que uno tiene que ser", recalca.
Pero admite que siempre hay excepciones, y también hay zapatos sintéticos que duran más. "Hay de todo", indica, añadiendo que algunos calzados son los mismos que en las grandes tiendas, con la diferencia que "allá ponen las marcas y cobran más caro".
Otra técnica para dejar a su clientela feliz, según menciona, es hacer descuentos. Pero sólo si pagan en efectivo, cuando pagan con tarjeta de crédito no da esa facilidad.
Eso sí, cuenta que ha tenido problemas con el tema de las rebajas, cuando algunos clientes exigen más y más. "Yo sé el tope, hasta cuánto puedo dejar el artículo, pero a veces no entienden", dice, afirmando que esta práctica no se ve en las tiendas del centro, por ejemplo, pero "acá se puede regatear, es más a la antigua".
Asimismo, subraya que "la gente vuelve por la paciencia, la confianza, el cariño, la entrega, la tolerancia. La gente llega por el amor que se le entrega acá, cuando la gente es terca para vender, la clientela se va".
la variedad
Alfredo Salazar tiene zapatos de distintos materiales. Desde cuero peruano hasta cuero nacional, y proveedores de la zona, como de Barrio Norte, de donde trae zapatos de cuero.
También ha optado por zapatos sintéticos de Santiago, pues señala que la gente a veces los prefiere para ocasiones únicas y prefieren ahorrarse unos pesos. Aunque el mismo señala que lo barato cuesta caro y sus clientes prefieren siempre el importado netamente por el precio. "Antes los zapatos duraban años, con planta de suela, ahora todo es desechable".
Dependiendo de lo que su clientela le pida, él lleva a su negocio. En esta época tiene mayor cantidad de zapatos de colegio, formales, zapatillas y más.
El negocio lo lleva adelante junto a su hijo y una joven que tiene contratada, recibiendo en él a diversas personalidades, entre ellos al alcalde de Lota, quien dice era cliente frecuente. Respecto a algún famoso del espectáculo, señala que "no recuerdo, porque siempre que vienen están de incógnito, entonces no me da el tiempo para ver esas cosas, pero lo más probable que haya atendido a varios", sostiene. J
A Alfredo Salazar, quien es oriundo de Tomé, en la feria todos lo conocen como "Cholga". Él señala que este nombre comenzó cuando trabajaba en Lota Green y a un colega que vivía en Tubul lo llamaban así. Al encontrarlo parecido, lo empezaron a llamar de la misma forma. "No me molesta el apodo, aparte soy fanático de las cholgas y de los maricos en general", señala entre risas. Es por eso mismo, dice, que se mantiene en buena forma a sus más de 60 años. "Todo se debe a la vida sana, no fumar ni beber, tengo que dar el ejemplo a mis hijos, con qué cara les puedo llamar la atención si yo no doy el ejemplo", expresa convencido.