Pasta base: la maldición que no para de crecer en nuestra zona
Cecilia Bastías Jerez
Muy preocupados se encuentran en los centros de atención para rehabilitación de drogas por el aumento que se ha registrado en el consumo de pasta base, lo cual han podido comprobar mediante su trabajo con la comunidad.
Así lo afirma José Muñoz, técnico a cargo del Programa de Rehabilitación de Alcohol y Drogas del Centro Comunitario de Salud Mental (Cosam) de Hualpén. "El problema de la pasta base es algo que venimos viendo hace mucho tiempo, es una sustancia que se ha metido en las poblaciones con una incidencia en la escolaridad y liceos. Hay mucho tráfico, que es el gran factor de riesgo, la disponibilidad inmediata, y que dentro de su cultura es vista como normal", afirmó.
preocupación
En el 11° Estudio de Drogas en Población en General del Senda, esta información se ve reflejada en el aumento en la prevalencia del consumo de cloridrato de cocaína y pasta base de 0,4 por ciento de la población en la Región del Bío Bío, en el 2012, a un 1,4 por ciento en el 2014. "Se observa un aumento importante, no estadísticamente significativo, pero preocupante a la vez. Este consumo está segmentado en sectores medios y en hombres", detalló Bayron Martínez, director regional de Senda.
En cuanto al daño que produce la pasta base, la autoridad señaló que el 70 por ciento de las personas que consumen generan dependencia y daños desde la dentadura, la piel y hasta pulmones. "El 50,1 por ciento de los jóvenes infractores de ley que se trataron el 2014 en el Senda, en la mitad de ellos el consumo principal fue la pasta base, eso como dato duro, no es parte de un estudio", aclaró Martínez.
La situación según detalla el técnico en rehabilitación José Muñoz, es que en algunos sectores, casa por medio hay problemas de consumo. "Evidentemente la sustancia de la pasta base es muy adictiva y nociva combinada con muchos solventes, que incluso es peor que la cocaína, porque es la basura que se saca de ahí", afirmó.
"El efecto que provoca un papelillo de pasta base es la euforia y luego la angustia. El tema de la euforia dura unos minutos solamente por lo que un consumidor no solamente comprará un papelillo", destacó el director del Centro Comunitario de Salud Mental, Paulo Fabres.
Las dosis de esta droga se denominan papelillos, en las que viene menos de un gramo de pasta base combinada con kerosene e incluso cal, la cual se vende a mil pesos. En el caso de la cocaína, se vende por bolsitas, llamadas falopas las que se comercializan a 10 mil pesos y hasta 5 mil pesos dependiendo de la pureza.
La dificultad para salir de esta adicción es muy grande, según contó Muñoz. "Muchas personas que entran al tratamiento no lo logran y definitivamente terminan sus vidas por el consumo. Se habla de 1 año a 10 meses y en personas que están muy dañadas a veces dos años de tratamiento, pero la rehabilitación es una constante", indicó el especialista sobre el trabajo que se realiza en el Cosam de Hualpén y en el que cuentan con un grupo interdisciplinario.
testimonio
Con 52 años de edad, un hombre bajo reserva de su identidad manifestó que lleva exactamente cinco meses sin consumir pasta base, droga de la cual es dependiente desde 1992. "He consumido drogas toda mi vida, desde los quince años. Partí con marihuana y terminé con el veneno", dijo.
Aseguró que la pasta base es la peor sustancia que ha consumido. "La adicción que provoca es lo más escandaloso que hay, porque la gente que tiene recursos puede comprársela y para la gente de población es como una forma de control de masas, de tenerlos a todos sometidos", indicó.
"La abstinencia de la pasta, para mí, que llevo cinco meses, esto ha sido como 10 años. Súper largo, complejo, difícil. Le he puesto harto cerebro, mucho trabajo", detalló.
Hoy carga con los males de salud que no pudo ver en todos sus años de adicto."La desintoxicación me ha hecho que afloren todas las patologías, que como el cuerpo anda anestesiado con la droga, uno no las veía", comentó. J
El décimoprimer Estudio de Droga en Población en General se realiza desde 1994, en personas cuyas edades fluctúan entre los doce y los 64 años. Cada dos años, se entrevista a una muestra de personas. El último de ellos, realizado desde agosto de 2014 a enero 2015, demostró un aumento en el consumo de bebidas alcohólicas de un cuarenta por ciento a un 48 por ciento.
En el uso de la cannabis sativa de 5,4 por ciento a un 8,4 por ciento. En el tabaco, en cambio, según los análisis se observa una estabilización. En este sentido llama la atención el aumento en el uso de la marihuana, que es la que más ha subido en su prevalencia de consumo.
"Llevo cinco
meses de
abstinencia a la
pasta y me
parecen diez
años"
Testimonio anónimo