Mario Saavedra Ponss
Alfredo Ascencio viajó por trabajo desde Concepción a Estados Unidos y, apenas pisó tierra en Dallas, el viaje se trasformó en una agonía. Recuerda que no sabe cómo, ni dónde, perdió la billetera en la que tenía documentos, tarjetas de crédito, dinero y sus recuerdos. La buscó con desesperación en el aeropuerto, mientras esperaba el próximo vuelo que lo llevaría a su destino. Pero nada. Tuvo que continuar el viaje sin plata y sólo con el pasaporte en mano.
"Yo después seguí con una tarjeta prestada. Seguí con lo que tenía que hacer pese a que busqué por todos lados. Terminé dándola por perdida. Lo que más sentía era una fotografía de mi padre fallecido. La tenía en una licencia de conducir suya. Así que volví a Chile resignado, pensando en que tendría que bloquear acá todos mis documentos y me quedaría sin manejar por no tener el permiso", relató Ascencio, quien se desempeña en la zona como ingeniero mecánico.
Llegó a la casa
A los pocos días de regreso en Concepción, a Alfredo le llegó una sorpresa a su casa: un paquete de encomienda con un remitente estadounidense. El envío había viajado más de 9 mil kilómetros desde Norteamérica a su casa. Cuando abrió la caja, no lo podía creer. "¡Era mi billetera!", contó el hombre con asombro. Pero cuando quedó realmente perplejo fue cuando la revisó.
"Adentro estaban todos mis documentos y tarjetas, la fotografía de mi papá e incluso los dólares que yo llevé para el viaje. Estaba toda la plata. Faltaba sólo un poco. Pero aparte, en un sobre, venía una boleta con el precio de lo que había costado la encomienda. Junto al recibo estaba hasta el vuelto. Realmente para no creer lo honesto de esta persona que sólo sacó lo necesario para poder devolvérmela", detalló el agradecido penquista.
Lo que pasó
Aunque no ha tenido mucho tiempo para procesar todo por razones laborales, Ascencio ha tratado de entender cómo ocurrió la insólita devolución. Según contó, dentro de la billetera sólo había una dirección estadounidense, que era el sitio al cual él iba por trabajo. Agrega que la persona que pilló su billetera envió a ese lugar el paquete y, como allá lo conocían, lo rebotaron de vuelta a su casa en Concepción.
El ingeniero contó la historia a través de Facebook en donde se llenó de comentarios de sus amigos quienes, asombrados, valoraron la honestidad del estadounidense que tuvo la buena voluntad para hacer el envío. J
Ahora lo único que quiere el penquista es poder darle las gracias, de alguna forma, a la persona que tuvo el gesto. Lo que tiene más o menos claro, hasta ahora, es que es un hombre norteamericano, ya que un contacto suyo en Estados Unidos pudo hablar con él. Sin embargo, no se quedó con más datos. "El nombre aparece en la encomienda, pero está borroso. Me las voy a ingeniar hasta encontrarlo", dijo.