Loreto Toloza: la mejor árbitra de Chile cuenta cómo logró llegar hasta el fútbol masculino
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Un mujer árbitro era casi impensado hace más de una década. Menos que fuera a arbitrar la liga masculina. Sin embargo, lejos de los prejuicios, la penquista Loreto Toloza ha roto todos los esquemas y este sábado debutará como arbitra asistente en su primer partido de segunda división en varones, la misma que le ha sido esquiva al toque femenino.
Méritos tiene de sobra. Es que si habláramos de estadísticas, a nivel nacional ha arbitrado cerca de 500 partidos. Internacionalmente, unos 50. También fue la primera mujer chilena en ser convocada al Mundial Femenino de Fútbol (Canadá 2015). Ha salido la mejor árbitra asistente en tres oportunidades: 2012, 2013-2014 y 2014-2015; y Balón de Oro a mejor árbitra el 2012. Todo en 8 años de trabajo a pulso.
Inicios en el fútbol
El balompié ha sido parte fundamental en la vida de Loreto. Más allá de una familia hincha del fútbol, ella lo vivió en directo. Su padre fue entrenador de Industrial, un equipo amateur de Concepción. Pero no sólo eso, ya que ella también se desempeñó como secretaria del club durante tres años. "Me lo pasaba todos los fines de semana en las canchas. También jugué fútbol en la Universidad de Concepción, fui seleccionada de la U", recuerda.
A los 21 años -hoy tiene 31- se casó con Omar Oporto. Ambos son docentes: ella profesora básica con mención en educación física; él de educación física. Fue este último el que la llevó al arbitraje. "Él después hizo un curso de árbitro profesional y me invitó porque justo ese año (2007) se abrió para mujeres. Lo hicimos en la Universidad Técnico Federico Santo María, que es donde trabaja el Comité de Árbitros de Concepción, el cual es una sede del que está en Santiago. Era la primera vez que se hacía el curso para las mujeres", señala.
Dos años más tarde, viajaría a Santiago a dar una prueba física que la convirtió en árbitro internacional.
Cuando recién comenzó como juez en la cancha, no había equipos femeninos en Concepción y debía arbitrar el masculino. Las condiciones no eran como las de la Región Metropolitana. Todo era más difícil, desde los técnicos que la trataban pesadamente hasta el estado de las canchas. Muchas veces estuvo en algunas que en vez de pasto tenían maicillo o parecían potreros.
"En Santiago sabían que habían mujeres árbitros, así que nos mandaban a llamar y arbitrábamos partidos en la capital, así que tenía que viajar todos los fines. Yo trabajaba de lunes a viernes en un colegio, viajaba el viernes en la noche y me volvía los domingos. El lunes llegaba muerta a trabajar. Estuve así desde fines de 2008 y todo el 2009. Cuando obtuve me insignia FIFA, con mi marido decidimos a la capital el 2010", cuenta.
Crecer de a poco
Instalados en la capital, las cosas no fueron fáciles para Loreto. Alejada 500 kilómetros de su casa, no tenía a ningún familiar cerca. "Estaba sola. Toda mi familia es de Concepción. A los dos años se vino mi hermano, así estoy más en familia. Cuando me vine, tuve suerte, porque éramos 7 árbitras, ellas me acogieron y fueron como mi familia. Todavía soy amigas de ellas. Han sido mi soporte. De hecho viví con una de ellas, con Bárbara Bastías mientras encontrábamos departamento", dice.
Agrega que "hoy estoy cosechando, pero fue una siembra larga de 8 años. Pasé momentos difíciles, echaba de menos a mi familia. Era muy apegada a mis papás, Eduardo Toloza y Paulina Cravero y a mis hermanos Paola y Eduardo -quienes me han apoyado en todo-, así que cuando me vine, sufrí mucho. Luego, en los partidos, al principio uno se siente observada y se debe demostrar por qué estás ahí. Siento que al final se valora el trabajo, me siento querida en mi ámbito y del fútbol femenino, que de a poco ha ido ganando terreno".
Con su marido, los dos son árbitros. Él es de Primera B; mientras que ella está una categoría más abajo. Han arbitrado juntos y se apoyan mucho, sobre todo ahora que la penquista ha tenido que abocarse de lleno en esta carrera, dejando la docencia stand by.
"Hasta el 2014 trabajé como profesora haciendo talleres de fútbol en colegios, pero este año, en enero, viajé a Portugal al campeonato Algarve que es previo al mundial adulto. Después me seleccionaron para el Mundial. Estuve concentrada a full con eso último, que dura un mes y medio. Previamente, tuve que ir a un curso a Zúrich, uiza, a la casa de la FIFA, de preparación. No tenía tiempo para seguir con las clases, no es compatible porque entreno seis veces a la semana, tengo clases de inglés, masajes, psicólogos, voy a clases teóricas. Estoy full en el arbitraje", explica Toloza, cuyo título hoy es árbitro asistente FIFA.
Mundialista
A Loreto le encanta que la gente sepa que ser réferi es una carrera tan demandante como cualquier otra. Ella no sólo estudió en Concepción, también siguió en Santiago donde se tituló de técnico en arbitraje en el Instituto Nacional del Fútbol, Deporte y Actividad Física (INAF). Entre el 2007 y el 2010 fue árbitro nacional. "Desde el 2010 hasta la fecha soy árbitro FIFA. Para eso tienes que realizar unas pruebas físicas, te tienen que elegir por rendimiento, porque tenemos evaluaciones. Nos evalúan en parte física, técnica, teoría y los partidos", señala, agregando que "ser árbitro, hoy, es una carrera que dura 4 años. Yo estudié en la modalidad PEV, que son 6 meses, como era árbitro internacional en ese tiempo".
Hasta este sábado 5 de septiembre, en Chile nunca una mujer ha arbitrado un partido profesional masculino. Loreto será la primera en un ambiente, donde los hombres siguen llevando la batuta. Será juez asistente en el estadio de La Pintana, donde jugaran La Pintana con Linares. Es por ello que manifiesta que ser réferi de cancha en este país es complejo, sobre todo al principio. "En Santiago somos 250 árbitros, aproximadamente, de los cuales, 24 son mujeres", indica. "Yo entreno tres veces a la semana que es obligatorio en la ANFP, de 7 a 8.30 de la mañana. Acá en la capital se entrena por categoría, yo entreno con los del fútbol profesional".
Su rutina es dura, es que como cuenta, lleva unos 500 partidos arbitrados en el campeonato nacional femenino, el cual, explica, tienen los mismos equipos del masculino como la Universidad de Chile, Colo Colo o Wanderers. Arbitra sábados y domingos, haciendo cuatro partidos diarios, rutina que ha hecho durante estos 8 años.
Fuera de Chile no ha desteñido, pues no sólo fue la primera mujer en ir a un Mundial, sino que también ha estado en Sudamericanos Sub 17, los Sub 20, Copa Libertadores, la final de la Copa América, entre otros.
"El año pasado estuve en los Juegos Olímpicos Juveniles en China. Este año fui a la copa en Portugal, que es un mini mundialito y al Mundial Adulto Femenino tuve la suerte de asistir en tres partidos y fui a tres partidos de quinta árbitra, que es como arbitra de reserva. En uno de esos, estuve en la final del Mundial. Me fue súper bien. Eso gatilló que esté en el fútbol masculino", cuenta.
Futuro
"Es un desafío grande para mí, porque hoy me integro al 100% con los hombres. Tuve que dar pruebas físicas de varones para poder estar en categoría masculina. Entreno una hora y media diaria, pero es una donde estás muerta, a full. Tienes que estar 90 minutos en la cancha. Yo soy asistente, corro media cancha, pero los jugadores corren rápido y uno tiene que ser más explosiva. Trabajas mucho lo que es la velocidad", cuenta sobre su trabajo con el sexo opuesto.
Será su primer partido en el nivel profesional. Ha arbitrado en todas las categorías de fútbol joven. Pero esto era algo que le faltaba a su carrera, porque "ésta es como la de los jugadores, uno empieza desde abajo y después vas creciendo con los futbolistas y todos vamos subiendo en la escala. Era difícil ir rompiendo la barrera del fútbol formativo para ir al profesional".
¿Pensó alguna vez que estaría en estas instancias? Loreto confiesa que no, pero cuando empezó, soñaba con ser árbitro internacional. "Mi mayor meta era ir a un mundial adulto. Cuando fui, no lo podía creer. Estar en la final, peor…superó todas mis expectativas y cuando volví a Chile y me dijeron que iba al masculino, o sea como que ya tengo todo lo que siempre soñé".
Ahora su meta es llegar a la Primera División, lo máximo que se puede aspirar en el país. Estar en el Nacional o Monumental arbitrando un clásico entre Colo Colo y la Universidad de Chile. No obstante, por lo pronto, su objetivo es estar en los Juegos Olímpicos de Brasil.
Sobre el futuro, lo tiene claro. Sabe que la edad tope es 45 años, le quedan 14 o menos, pues cada vez las pruebas son más exigentes y hacen que la carrera sea más corta. Es por ello que, como profesora le gustaría ser instructora, tal como su jefe Pablo Pozo, a quien agradece el confiar en ella, así como a la ANFP. "Hay que tener ciertos requisitos para el arbitraje, yo cumplo con varios. Por eso me gustaría ir por mi área, pues creo que toda la experiencia que tengo le puede servir a otras", sentencia.J