Kitesurf: la novedosa disciplina que se toma la desembocadura
El deporte que nació a fines de los '70 suma cada vez más fanáticos. Uno de ellos es Felipe Triviño, penquista que hoy es uno de los principales impulsores de la disciplina en la zona, vendiendo implementos e impartiendo clases.
Es una disciplina relativamente nueva, pero avanza a pasos agigantados entre los fanáticos de los deportes acuáticos. Es que además de ser entretenido, dinámico, y fácil de aprender, da a quienes lo practican la posibilidad de volar. Se trata del kitesurf, actividad que consiste en deslizarse por el agua con la ayuda del viento, para lo cual se necesita de una tabla y una vela, similar a una cometa.
Como actividad deportiva es tan novedosa, que el máximo exponente de la disciplina a nivel mundial (algo así como el Maradona del kitesurf), tiene sólo 22 años de edad, recién cumplidos: la española Gisela Pulido, diez veces campeona del mundo en modalidad freestyle. La catalana fue la mejor del planeta por primera vez a los diez años, ganándole el título a muchos mayores de edad.
Kitesurf en la zona
Felipe Triviño, penquista fanático del kitesurf, conoció el deporte en un viaje que hizo a Pichilemu hace casi diez años, y de ahí no paró. "Fue el verano del 2007. Llegué a Pichilemu y me acuerdo de ver varias velas en el aire, así es que me acerqué y me encantó altiro", recuerda Triviño, de 34 años, y que hoy hace clases dos o tres veces por semana en las playas de la región, preferentemente en la desembocadura del río Bío Bío.
Él es uno de los principales impulsores del deporte en Concepción, ya que contactó a la tienda "Wetfly", una de las pocas marcas que venden los implementos para desarrollar este deporte, para instalar un local en el Mall Plaza del Trébol, el que se ha mantenido en el tiempo. "Los llamé y me ofrecieron ser el representante de la marca en la zona, y hasta hoy trabajamos juntos", cuenta.
Rafael Rojas es uno de los alumnos de Felipe y, juntos, aprovechan el viento de la desembocadura para meterse al agua y disfrutar de una clase de kitesurf con el clima perfecto. "Hoy está ideal, porque hay harto viento. Lo mínimo que se necesita son unos 15 nudos, que son como 35 kilómetros por hora", explica Triviño.
El deporte se practica gracias al viento sur, que se genera en playas como Tubul, en Arauco, Tirúa, la desembocadura de río Bío Bío y también en Lenga, aunque acá sería más peligroso.
El deportista penquista hace clases desde hace cuatro años en la desembocadura del Bío Bío, y considera que con nueve horas de clases la persona ya está capacitada para navegar en kitesurf.
En la zona, la temporada oscila desde septiembre a marzo, aproximadamente, ya que las fechas tienen una variación mínima por la intensidad del viento.
Máxima seguridad
Una de las razones por la cual es un deporte tan atractivo es la seguridad. "Uno tiene el control total de la vela, y no es difícil. Uno no se va a ir para un lugar que no quiera, porque uno controla todo", explica Felipe, que recomienda la practica a personas que pesen más de 50 kilos. Además, la disciplina no discrimina por edad ni por físico, ya que cualquiera que se anime puede andar en kitesurf. "Con la tecnología de ahora es muy difícil que se vuelva peligroso", añade el instructor, a diferencia de cuando él aprendió, que los implementos eran más antiguos.
El kitesurf es un deporte que tiene tres modalidades: freestyle, racing, y wave. El primero, se trata de hacer trucos en el aire (en el cual la española Gisela Pulido es 10 veces campeona mundial), el racing consiste en quien navega más rapido, y es finalmente una carrera, mientras que en el wave se juega con las olas.
Si bien es un deporte relativamente caro, las clases particulares siempre son una buena alternativa para ver si es que realmente se anima a dedicarle más tiempo al kitesurf.
"Cualquiera que pese más de 50 kilos puede practicar kitesurf"
Felipe Triviño, profesor de kitesurf
Orígenes
El kitesurf viene a ser el último eslabón de la cadena de embarcaciones que se llevan con una cometa (o vela). Su inicio se puede remontar al siglo XII, cuando en Asia comenzaron a usar cometas para arrastrar embarcaciones en el agua, y así evolucionando a través de la historia, hasta llegar al kitesurf. Fue en 1977, cuando Gijsbertus Adrianus Panhuise patentó la tabla de surf movida gracias a una vela, como una especie de paracaídas.
"Con la tecnología de hoy, la seguridad es máxima en el kitesurf"
Felipe Triviño, Profesor de kitesurf