Una leve llovizna recibió ayer al Presidente de EE.UU. Barack Obama y su comitiva en su histórica visita a Cuba. El Mandatario, que planea quedarse hasta mañana, tendrá una ajetreada agenda en la que se constituye como el mayor gesto diplomático tras la reanudación de las relaciones entre ambos países.
El jefe de estado arribó al aeropuerto internacional José Martí de La Habana en el avión presidencial Air Force One y se convirtió en el primero en pisar tierra cubana desde 1928, cuando Calvin Coolidge visitó la isla. Allí lo recibió el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez,
Obama viajó acompañado de su mujer, Michelle, su suegra y dos hijas, el secretario de Estado, John Kerry, ocho senadores, 31 representantes (diputados) y empresarios.
Minutos antes de que llegara el Mandatario, manifestantes progubernamentales y policías interceptaron y rompieron una protesta de disidente en La Habana.
Así cerca de 300 personas rodearon a unos 50 miembros y seguidores del grupo disidente las Damas de Blanco, en su mayoría mujeres, a quienes lanzaron gritos a favor del gobierno. Al menos más de diez habrían resultado detenidos, entre ellas Danilo Maldonado y Berta Soler, líder del grupo.
Una de las actividades más destacadas que hará Obama es asistir mañana (en su último día en la isla) al partido de béisbol entre los Rays de Tampa Bay la selección nacional cubana. Un partido al que sólo se puede ir por invitación.
Cuando aterrizó, Barack Obama publicó en su cuenta personal de Twitter "¿Qué bolá, Cuba? (una expresión cubana que significa 'cómo estás'). He aterrizado, deseando conocer y escuchar directamente al pueblo cubano.
80 años debieron pasar para que el presdente de Estados Unidos volviera a visitar la isla.