Habitantes de Cobquecura se oponen a proyecto salmonero
Empresa busca instalar cultivos acuícolas en la localidad conocida por sus paisajes y biodiversidad. Vecinos temen una alteración del ecosistema marino, mientras la compañía pide una oportunidad y asegura que generará desarrollo.
Una masiva huida de delfines, ballenas y lobos de mar debido a la alteración de su ecosistema es, de acuerdo al biólogo marino Eduardo Pedreros, uno de los mayores riesgos que traería consigo la instalación de ocho salmoneras en Cobquecura y otras tres en sus alrededores (Trehuaco, Coelemu y Tomé), proyecto en el cual al menos desde el año pasado trabaja la empresa Cultivos Pelícano.
El profesional, residente en la localidad costera ubicada en la provincia de Ñuble, contó que la instalación de salmoneras suele ser altamente perjudicial para las zonas que las albergan, puesto que "los salmones son como pirañas", sentenció. Y explicó: "Para alimentar un kilo de salmón se necesitan tres kilos de pescado blanco. Personas dejan de comer para alimentar un kilo de salmón. Poner una salmonera es como derrochar alimento, es insustentable. Con 300 gramos de pescado se alimenta a una persona".
Además, sostuvo, "de instalarse (el proyecto acuícola), va a colapsar dentro de 30 ó 40 años y aquí nos dejarían la pura basura". Esto último, refiriéndose a los desechos orgánicos y químicos, como pesticidas y medicamentos, que generaría la iniciativa.
Defensa de cobquecura
Una visión similar tiene Cristóbal Bustos, vocero del movimiento ciudadano Todos Somos Cobquecura, que tuvo origen a través de WhatsApp y que actualmente agrupa a más de 150 vecinos que se oponen a la iniciativa salmonera.
Bustos subrayó que el proyecto podría no ser exitoso debido a las condiciones marítimas que caracterizan a Cobquecura. "Las marejadas son terribles, el mar es muy violento aquí", precisó.
También mencionó que ha habido anomalías en los avances del proyecto para el cual ni siquiera se ha realizado un estudio de impacto ambiental. "La empresa el año pasado fue a hacer estudios de corriente y marea. Con estudios de un solo día proyectó el comportamiento del mar para todo el año", aseguró el habitante de la localidad turística en la parte norte de la Región del Bío Bío.
No obstante, comentó que la empresa realizará nuevos estudios en octubre y que entonces el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) podrá pedir un estudio de evaluación ambiental para permitir que el proyecto siga avanzando.
"Pero sabemos que todo está podrido y vendido por debajo. Ellos (la empresa) tienen el poder", afirmó Bustos, quien cree que la lucha de Cobquecura durará al menos tres años más, y no descarta la realización en Santiago de una manifestación del movimiento, que incluso tiene su página web (todossomoscobquecura.cl), "porque lo queramos o no, Santiago es Chile", subrayó.
La empresa
Por su parte, el director ejecutivo de Cultivos Pelícano, Mark Stengel, aclaró en primer lugar que los proyectos presentados por la empresa a la cual representa son policultivos en que no prima el salmón, sino que, si bien lo comprende, la especie primaria es la cojinova del norte, y además incluyen choritos y algas.
Respecto a que la empresa haría esta precisión había advertido Bustos. "Dirán que el salmón no es el fuerte, pero sabemos que lo es porque es ahí donde se encuentra la plata", había comentado.
Igualmente, Stengel aclaró que la ejecución del proyecto traería consigo nuevos empleos y "la oportunidad de desarrollo en una zona muy deprimida como lo es la costa norte de la Región del Biobío". Esto, aludiendo a la alta tasa de desocupación en la zona (17,7% en 2013, según el Ministerio de Desarrollo Social) y a la inexistencia de grandes empresas en Cobquecura.
"Queremos una oportunidad para aportar al desarrollo de estas comunas, entregar oportunidades, diversificar sus áreas productivas y, por supuesto, entregar la posibilidad de empleo a las familias que allí viven y que no tienen fuentes de empleo permanente", agregó el ejecutivo.
Finalmente, Stengel dijo que el tipo de cultivo que piensan establecer en dicha región tendrá un impacto ambiental mínimo y espera que esté operativo en cerca de cuatro años.
"De instalarse (el proyecto), va a colapsar dentro de 30 ó 40 años y aquí nos dejarían la pura basura".
Eduardo Pedreros,, biólogo marino