Cuidar la voz es una exigencia para todos, pero en especial para aquellos que la usan como instrumento de trabajo. Sus principales enemigos son: exponerse a situaciones en las que la utilización de la voz se hace con sobreexigencia como hablar con ruido competitivo de fondo (pubs, conciertos, etc.) o en ambientes con irritantes ambientales (humo de tabaco, contaminación ambiental alta, etc.). También se agregan el consumo de tabaco, marihuana u otros irritantes directo de la vía aérea, consumo excesivo de alcohol, la utilización de la voz en contextos de alta exigencia: canto, actuación, imitación, locución sin contar con una formación adecuada, y la utilización de la voz por períodos de tiempos prolongados, que sobrepasen el límite fisiológico de la persona.

Para cuidar la voz es necesario tener una adecuada hidratación y alimentación, no sobreexigirla, adquirir una técnica vocal adecuada en el caso de requerirla y realizar ejercicios de calentamiento y enfriamiento vocal antes y después de una actividad vocal exigente.

También es importante consultar al médico otorrinolaringólogo en caso de disfonías y, por último, monitorear de forma constante la comodidad al hablar, síntomas de cansancio, dolor al hablar o cambios en las características de la voz, pues son indicadores de que está funcionando bien.