Las anécdotas de histórica abuela chorera que sobrevivió al tsunami
Silivia Larrea tiene 86 años y toda una vida ligada al puerto de Talcahuano, que ama con todas sus fuerza. Entre sus experiencias destaca el día que bailó con Pelé, aunque no olvida la trágica noche en que perdió a su marido.
Tiene sangre alemana y francesa, sin embargo en su corazón prima su linaje chorero. Le encanta su vida en el puerto y no la cambiaría por nada. Es que son 86 años disfrutando del aroma del mar y las puestas de sol, por lo que Silvia Larrea Toussaint no se imagina otra realidad que no sea la que experimenta a diario en su querido Talcahuano.
"Nací aquí, me casé aquí, tuve mis hijos aquí y espero morir aquí. Amo mi ciudad, amo mi puerto y todo lo que tiene que ver con él, puesto que aquí he vivido los mejores momentos de mi vida. Mi padre fue el creador del primer astillero de Talcahuano 'El Morro', creó la primera empresa de harina de pescado. ¿Cómo no voy a querer esta linda ciudad", señala.
Entre sus grandes experiencias vividas destaca el haber ganado un premio soñado que, sin quererlo, la llevó a conocer al mismísimo Pelé. "Cuando tenía cerca de 33 años más o menos participé en una rifa que organizó para Navidad una empresa de gas industrial de la zona (...) Para esa fiesta llegaron a mi casa para pedirme el recibo de ese boleto. Yo no sabía qué era lo que querían realmente, pero igual los recibí. Fui a buscar ese boleto entre mis cosas. Era un solo boleto, entonces no sabía dónde lo tenía. Finalmente lo encontré en una bolsa de zapatos que les había comprado a mis hijos. Se lo entregué al gerente de la compañía y me dijo: 'Felicidades señora, ganó un viaje con su marido por cuatro países de América del Sur".
- ¿Fue ahí donde conoció a Pelé?
"Sí. En Montevideo. Nos quedamos en el mismo hotel. Él estaba con la selección de Brasil y ese día no pudieron jugar un partido por mal tiempo. Con mi marido estábamos en el bar y ellos llegaron. Nosotros no lo podíamos creer. Estábamos emocionados. Como me gusta conversar y tenía un hijo que le encantaba el fútbol, me acerqué a él. Me dio un beso en la mano, fue muy amable y comenzamos a conversar. Le conté sobre mi hijo y le autografió una pelota. Después bailamos una canción y antes de irse se tomó una foto conmigo y mi marido. ¡Ah! y con otro jugador que ya ni me acuerdo bien su nombre".
En ese mismo viaje esta histórica abuelita del puerto tuvo otra anécdota que todavía recuerda con humor y cariño. Según cuenta, cuando pisaron tierras brasileras la confundieron con la duquesa de Alba. "Como en todos los aeropuertos, nos esperaba gente del concurso y no sabíamos con mi esposo portugués. Me preguntaron algo y yo les dije sí, somos el matrimonio Muñoz Larrea. Entonces nos tomaron y nos subieron en un auto muy lujoso, pasamos por una alfombra roja. Nos atendieron de lujo, hasta que se dieron cuenta del error. Nosotros estábamos felices del trato que nos daban", recuerda.
Terremoto
Otro momento clave en la vida de Silvia es, sin duda, el terremoto del 27 de febrero de 2010. Al igual que muchos de sus coterráneos, sufrió las adversidades que ocasionó este movimiento telúrico. "Mi experiencia es fuerte, porque en ese acontecimiento murió mi esposo. Fue justo en una fecha que estábamos a días de cumplir 60 años de matrimonio", señala la octogenaria.
La trágica noche para los abuelitos comenzó minutos después del movimiento, en las instalaciones de lo que eran la 1ª, 2ª y 3ª compañías de Bomberos de Talcahuano. "Vivíamos solos. Mi nana sólo nos acompañaba durante el día. Nos refugiamos en el cuartel hasta que uno de nuestros hijos nos encontró. Como ya no estábamos solos, decidimos volver a la casa. Además personal de Carabineros nos dijo que ya no había alerta de tsunami y también lo escuchamos por la radio, así que nos entramos tranquilos", explica.
Fue así como la Larrea volvió a su hogar junto a su marido e hijo. Allí esperaron la salida del sol en una sala de estar. No obstante, su marido, Reinaldo, quiso avanzar con la limpieza de la vivienda.
"Mi viejo comenzó a ordenar un poco, porque todas nuestras cosas estaban en el suelo. Fue en ese momento, cuando mi esposo siente un ruido (...) Se acerca y me dice ¡vieja siento un ruido fuerte! Y yo le respondí que mejor se acercara a nosotros, pero él no me hizo caso y se fue a abrir las mamparas de la casa. En ese instante, el agua entró y mi viejo se perdió en el agua", relata con tristeza.
-¿Qué pasó con usted y su hijo?
"El agua entró al lugar en que estábamos con mi hijo. Ambos reaccionamos al instante. Yo tuve una buena reacción porque nunca le he temido al mar y me defendí nadando. Es que desde niña que he practicado ese deporte (...) El techo de mi casa tenía un altura de casi ocho metros y yo sabía que la ola no iba a ser tan grande, entonces nadé hacia arriba para tomar aire".
Cerca de veinte minutos batalló junto a su hijo para sobrevivir, los minutos más largos y trágicos de su vida. "Estuvimos con mi hijo abrazados, rezando para que el agua retrocediera. Vieja estoy, pero nunca perdí la calma y eso me favoreció. Aunque en los últimos minutos pensé que me iba a morir, porque estaba cansada de flotar, mi cuerpo ya no daba más. Así que me encomendé a Dios y le mandé buenas energías y amor a mis otros tres hijos", relata.
Cuando las fuerzas de ya se le estaban acabando, el agua se retiró. Eso fue una gran alegría y un segundo aliento para sobrevivir a la tragedia. "Mi perro 'Pelusa', había sido arrastrado por el mar junto a mi esposo. Fue un milagro verlo acercarse a nosotros. Venía desesperado, pero cuando se acercó a mí, se calmó y me lamió la cara varias veces. Eso me dio más energía para aguantar. Me dije, si él pudo sobrevivir, cómo no voy a poder lograrlo yo".
- ¿Salieron solos de la casa?
"Sí. Vimos las luces de un carro bomba y salimos a pedir ayuda. En el carro había un solo bombero, que era un cabro joven. Él estaba más nervioso que nosotros. No sabía qué hacer, pero igual nos ayudó y nos llevó hasta su casa en la villa San Martín".
"Nos subieron en un auto lujoso, pasamos por la alfombra roja. Nos atendieron de lujo... hasta que se dieron cuenta del error"
Silvia Larrea,, vecina histórica del puerto
"Soy una más de muchos que sobrevivieron al tsunami. Fue una experiencia muy fuerte para mí"
Silvia Larrea