El huachipatino que colecciona radios antiguas explica su pasión
Varias de ellas funcionan y se escuchan tal como si estuviéramos en los años sesenta o setenta. Su meta es llegar a tener una colección grande, bonita y que sea apreciada por todos. Posee algunas joyitas y cada una tiene su historia.
Para muchos, las radios antiguas tienen un sabor especial. El prenderlas, sintonizarlas y sentarse a escucharlas son como transportarse al pasado. A ese tiempo de la niñez o la juventud donde las cosas solían ser más simples y donde todo un mundo parecía escondido detrás del parlante.
Juan Quintana, vecino del sector Higueras de Talcahuano, es una de esas personas apasionadas por estos aparatos. Muchos dicen no entenderlo, porque se trata de receptores descontinuados, viejos y que no contienen la tecnología que hoy nos enorgullece. Pero para él, su colección de radios antiguas es un verdadero tesoro.
Este hombre, quien dice ser huachipatino de corazón, cuenta con más de 45 piezas de marcas reconocidas y otras que no lo son tanto en la actualidad. Entre ellas se cuentan: Radios Mundis International Sold State, Electronic, Akkord y Sanyo. Incluso, tiene una vitrola que fue fabricada cerca de 1903. "Es una RCA Víctor, que todavía está impeque y que uno le da cuerda con la mano. Sólo le falta su disco que antes lo tenía, pero que en una mala maniobra lo quebré. Es de un material especial", explica a La Estrella en el living de su casa ubicada a pasos del Estadio CAP.
Al preguntar por su objeto más querido, Juan, quien hoy tiene 66 años, indica que es una radio de 1970 que fue comprada por su padre cuando él se encontraba en plena juventud. "Mi pasión nació cuando mi viejito compró esa radio (la apunta con el dedo) Ahí me entró el bichito por coleccionar y saber cómo eran los aparatos más antiguos. Me entusiasmé con el cuento", comenta.
-¿Por eso le tiene cariño?
"Sí. Aunque más porque escuchábamos juntos música. A mi padre le encantaba la música en todas sus formas. Me acuerdo que nos poníamos en el patio y oíamos siempre la canción 'México Canta', que siempre la tocaban en la radio Latorre. Después escuchábamos el programa 'Seis Tangos en la Tarde', que le encantaba a mi viejo. Métale canciones toda la tarde. Ufff.... fueron tiempos muy bonitos para mí".
Historia
La colección de este ex trabajador de Huachipato y actual jubilado, se armó poco a poco. Algunas piezas se fueron adquirieron gracias al destino y otras, se fueron buscando tanto en ferias como en tiendas especializadas en antigüedades.
"La mayoría de las piezas me las han regalado. Es que tengo una suerte (ríe). Una de las radios más antiguas tiene una historia bien linda. Me la regaló una señora que me dijo que había pertenecido a un marino que murió hace noventa años. Me dijo que él la había comprado en el extranjero y que había recorrido varios países arriba del buque al que pertenecía. Tengo otra radio que es con tocadiscos que mi cuñado me la trajo de regalo desde Inglaterra. Él también fue marino y tuvo la oportunidad de traerla a Talcahuano. Todavía suena súper bien aunque la usamos poco", explica.
- ¿Y las demás?
"Un par de radios las he comprado en ferias de las pulgas y otras en mi misma casa. Es que como saben que las colecciono, llegan a ofrecérmelas de repente por sólo dos luquitas. Yo altiro les digo que sí".
-¿La mayoría de sus reliquias funciona?
"La verdad es que varias están buenas. Algunas son a pilas, otras con enchufe y creo que hay una a tubo también. Aunque antes del terremoto la mayoría funcionaba bien, pero se mandaron los tremendos costalazos y fue ahí donde quedaron malas. Tengo una que se escucha excelente y que es chiquitita. Esa me la llevo a mi pieza para escuchar un poco de música antes de dormir".
En este sentido, Quintana indica que le encantaría que todas estuvieran en funcionamiento. Sin embargo, explica que el costo monetario que saldría realizar tan específicos trabajos sería muy alto. "Había un caballero que las arreglaba en Concepción, pero murió hace algunos años. Igual dejarlas tiqui taca cuesta harta plata y está también el miedo de perderlas o que las estropeen más. Por eso mejor las dejo así. Sé que en algún momento van a tener un gran valor y ahí voy a estar yo sacando pecho de mi colección", asegura.
Frente al pasatiempo de Juan, su esposa, Ester Rivas, deja bien en claro que no le molesta lo que hace su marido y, es más, lo apoya a que continúe con su hobby. "Lo conocí con la idea de querer formar una 'gran colección' de radios y sé que lo va a conseguir. Claro que igual me gustaría que las tuviera más ordenaditas y que se lucieran más en la casa, por ejemplo, haciendo un mueble en el comedor que fuera bien grande y lindo. ¡Ah! Y eso no es todo, ya que también tiene una colección, más pequeña eso sí, de botellas de bebidas y de revistas", indica.
Deportes
Otra de las grandes pasiones de Juan Quintana es el deporte. Asegura que no dejará nunca de estar en movimiento, porque así se siente saludable y motivado para vivir muchos años más. "Soy cien por ciento deportista. Me gusta practicar mountain bike. De hecho, pedaleando llegué hasta el volcán Antuco, aunque siempre he sido atleta y alguna vez también practiqué karate. En realidad, toda mi familia es buena para hacer deportes, por ejemplo, mis hermanos jugaron mucho tiempo básquetbol y mi papá era ciclista profesional en su juventud".
-¿Esta pasión la transmitió a sus hijos?
"Sí, claro, por supuesto. Ellos son los que me acompañan los fines de semana a pedalear por ahí. Normalmente vamos hasta Hualqui y nos devolvemos. También recorro el cerro La Unión. Lo conozco como la palma de mi mano".
Los pasatiempos de Juan no quedan ahí. Es como una caja de sorpresas, porque, además, realiza trabajos en madera. "Me encanta realizar adornos para las casas, porque me quedan lindos y son un aporte. Siempre trabajo en eso cuando llueve, porque no puedo salir a pedalear. Así que me meto en mi taller y comienzo a hacer varios chiches. Lo bueno es que no me demoro mucho", puntualiza.
"Una de las radios más antiguas tiene una historia bien linda. Me la regaló una señora que me dijo que había pertenecido a un marino que había muerto hace noventa años"."
"Antes del terremoto la mayoría funcionaba bien, pero se mandaron los tremendos costalazos y fue ahí donde quedaron malas. Tengo una que se escucha excelente y que es chiquitita"."