Los personajes de Playa Blanca y el lado B del trabajo en la arena
Desde salvavidas hasta vendedores de sopaipillas, todos los trabajadores del balneario más grande del Gran Concepción, cumplen una función que es ampliamente reconocida por los miles de turistas que llegan cada semana.
Los "Baywatch" de Coronel, ya se encuentran listos y dispuestos para rescatar a todos los bañistas que tengan algún percance en Playa Blanca. Son nueve los salvavidas que vigilan a diario este tradicional balneario del Gran Concepción, quienes en su mayoría son estudiantes universitarios.
"Generalmente son alumnos de la carrera de Educación Física y esto lo hacen para costearse los estudios durante el año, aunque existen algunos como yo, que lo hacemos sólo por el gran amor que sentimos hacia la playa, la arena y el mar. Llevo diez años realizando esta labor. ¡Me apasiona ser rescatista!", cuenta Jaime Olivares, de 40 años de edad.
El entusiasmo que siente este lobo de mar, como le dicen sus colegas por el trabajo que realiza a diario desde el 15 de diciembre hasta mediados de marzo, es indescriptible. Es más, cuenta que no tiene ningún problema en realizar cada año las exigentes pruebas que la Fuerza Marítima les realiza para desempeñarse como salvavidas. "Hay que pasar un examen que toma la Armada. Si uno lleva 20 años en esto, igual la debe rendir. Si la pasamos, nos acreditan para ser rescatistas", explica.
¿Y durante el resto del año a qué te dedicas?
"Soy músico y, actualmente, estoy metido en el área del teatro. Son ámbitos nada que ver con la vigilancia en el mar, pero que los puedo compatibilizar súper bien".
Su trabajo
A diferencia de lo que muchos piensan, la labor de los salvavidas es bastante peligrosa y extenuante. Así se mostraba en cada capítulo de la serie norteamericana "Baywatch", en la que Mich Buchannon junto a sus compañeros, hacían lo imposible para rescatar a cada persona que se metía en problema al interior del mar frente a California.
¿Cómo es su pega?
"Hay días que son muy relajados y otros que son de locos. No paramos en ningún momento. Generalmente son los sábados y domingos. Este primero de enero, por ejemplo, sabemos que vamos a estar todo el día metidos en el agua, por la cantidad de personas que visitarán la playa".
En este sentido, explican que se debe tener consideración que Playa Blanca es una bahía bastante grande y que su mar es muy cambiante. "Por eso tenemos hartas emergencias, aunque no reclamamos mucho, porque hay días en que son tan relajados que la pasamos muy bien", agrega Jaime.
¿Hacen turnos?
"No. La verdad es que todos los días estamos los nueve. Tenemos tres torres y en cada una hay tres salvavidas, aunque la mayoría de las veces, hacemos rondas y no nos topamos mucho".
El trabajo que realizan estos guardianes de la bahía es demasiado exigente, por eso, deben estar en forma para rendir sin dificultad. "Nosotros nos comenzamos a preparar desde agosto y nuestro entrenamiento se basa en trote, mucho ejercicio cardio, nado de velocidad en el mar y levantamiento de pesas para la fuerza para el rescate", señala.
¿Los piropean por su buen estado físico?
"Las chicas coquetean harto a los salvavidas. Uno no puede negar que la pasa bien mirando, porque trabaja en un lugar donde la mayoría de las mujeres están en trajes de baño (sonríe)".
Al respecto, cuenta que no ha faltado la niña más osada que los ha invitado a salir. "Mis compañeros tiene mil historias que contar. Personalmente, no me ha tocado (ríe)", asegura.
Así es LA PLAYA
Playa Blanca, es sin duda, uno de los balnearios más populares del Gran Concepción, donde cientos de personas llegan cada día a disfrutar de sus bondades y la buena onda. "Es un bonito lugar. Aquí los niños lo pasan bien en el agua y uno encuentra de todo", sostiene la turista Ana Vergara.
Lo que señala esta visitante es un factor importante a la hora de decidir dónde pasar una buena tarde a la orilla del mar. Es en este sentido, se entiende por qué la costa coronelina se ha vuelto una de las preferidas por los turistas. "Tiene una buena dotación de salvavidas, existen restoranes y locales para comer, que son bonitos y no muy caros. Además, están los vendedores ambulantes que te deleitan con manjares que no encuentras en los negocios establecidos", explica Vergara a La Estrella.
Al igual que Jaime Olivares, son cientos las personas que aprovechan de ganarse unos pesos extra durante la temporada estival. Por ejemplo, Eucenia Hernández, lleva 20 años trabajando en esta playa. Según cuenta, en un principio se dedicó a vender pescada seca, pero que ahora prefirió jugársela por las sopaipillas con pebre y los huevos duros.
¿Le va bien?
"Sí, a la gente gustan harto mis productos. Sin embargo, nos ha ido más o menos estos días porque ha andado poca gente y la que viene, lo hace con poca plata".
Esta mujer cuenta que al llegar diciembre deja todas sus labores de lado y se sumerge en los preparativos de lo que será su comercio durante el verano. "Trabajo solita y lo hago porque estoy criando un nieto (…) Durante el resto del año me dedico a vender detergentes, pero ya no. Es que encuentro muy rico trabajar en la playa, me gusta harto".
Un mismo sentimiento es el que embarga a Macarena Díaz, quien hace más de 18 años, deja de lado todo y se traslada junto a su familia hasta la playa para comercializar baldes y palas, productos que son la entretención de los más chicos, por lejos. "Siempre me he dedicado a vender artículos de playa y me va bastante bien. Estoy orgullosa de lo que hago", comenta.
Otros casos
Los salvavidas, como Jaime Olivares, son infaltables en los balnearios públicos, lo mismo pasa con los artesanos y los vendedores de jugos. En este último ámbito, en Playa Blanca, se encuentran Andy Tapia junto a su hija, quienes son reconocidas por realizar los mejores brebajes naturales de la zona. "Nos instalamos hace varios años en el mismo local. Nos va súper bien porque a la gente le gusta nuestro producto y lo viene a buscar", comenta.
¿Qué sabor la lleva?
"No podría decirlo. Es que a la gente le gusta mezclar, le gusta innovar. A veces unen piña con plátano, con durazno, berries, melón, etcétera. Aquí se hace al gusto del consumidor".
Por otro lado, llegar hasta esta playa coronelina se debe realizar de dos formas: en transporte público o en vehículo. Para quienes acuden en auto, se encuentran disponibles varios estacionamientos bien cómodos y grandes, donde aseguran dar tranquilidad a los conductores. "Nosotros nos preocupamos harto. No somos una empresa a tontas y a locas. El valor es de 2 mil pesos y la persona puede estar todo el día en el mar si gusta", asegura su concesionaria Prosperina Cánovas.
"Hay días que son relajados y otros que son de locos. No paramos en ningún momento"
Jaime Olivares,, salvavidas."
"Trabajo solita y lo hago porque estoy criando un nieto (...) durante el resto del año me dedico a vender detergentes, pero ya no. Encuentro rico trabajar en la playa"
Eucenia Hernández,
vendedora de Playa Blanca."
"(Playa Blanca) tiene una buena dotación de salvavidas, existen restoranes y locales para comer, que son bonitos y no muy caros"
Ana Vergara,
turista."