Conozca los mejores tips para perder el miedo al agua y aprovechar el verano
Enero y febrero parecen ser los meses perfectos para que los más pequeños se refresquen en el agua y aprendan a nadar. Especialistas entregan algunos consejos para que el proceso no resulte traumático.
Aprender a nadar puede ser un agrado o bien una de las situaciones más terroríficas que se pueden enfrentar, si un cercano trata de "ayudar", diciendo: "Tírate a la piscina, o te empujamos".
Este método podría generar más problemas que beneficios, de acuerdo a Cristóbal Schilling, director del centro de Hipnosis Clínica: "No me parece bien, porque puede incrementar la experiencia de temor y sentir que te estás ahogando".
Schilling comenta que el niño podría terminar asociando el agua a una situación de riesgo, lo que es desaconsejable.
El trauma
Por eso, dice, en caso de que se genere un trauma con la playa o la piscina, es importante que se enfrente el miedo a este elemento, lo antes posible.
"Mientras más tiempo pasa desde una experiencia en que uno niño vivió una situación de ahogo, o se sintió mal frente al agua, es peor", dice el psicólogo.
Por esto plantea que se podría acercar al niño al agua el mismo día del evento traumático.
El motivo: si el niño no logra superar el miedo al agua, éste podría convertirse en una fobia que lo acompañe en la etapa adulta.
Paulatinamente
Schilling explica que, si ya hay un problema que no se solucionó de inmediato, el niño debe familiarizarse con el agua de manera paulatina, especialmente si se siente un miedo irracional.
"En el caso del temor a las piscinas, mar, o agua en general, que mire fotografías de mar, agua, piscinas, y luego de que no sienta temor por éstas, hay que lograr que sea capaz de observar videos, y luego mirar de lejos el mar o las piscinas y, poco a poco, a través de los días, incluso meses, tomar un contacto más cercano", dice. Añade que, otra alternativa, es la hipnosis.
Fobia v/s miedo
Jonathan Martínez, docente de la escuela de Psicología de la Universidad de Las Américas (UDLA), señala que se debe tener clara la diferencia entre fobia y miedo.
"La fobia es un terror o pánico hacia cualquier objeto; la persona sufre por la posibilidad de confrontarse con el objeto, por lo que el paciente sufre de manera anticipada, y el miedo es una situación en que potencialmente le puede generar daño", dice.
Recurrir a un experto
Martínez dice que es una buena idea que los niños cuenten con ayuda externa: "Es ideal que un experto enseñe y ayude a los padres a que puedan reforzar ciertas conductas".
"Una instrucción formal y profesional a la natación, ya sea en el colegio, una piscina, o en un club deportivo, es recomendable para cualquiera", recalca Niklas Bornhauser, académico de la carrera de Psicología de la Universidad Andrés Bello.
Las claves para darle confianza al niño al nadar
Contar con un lugar para aprender
Jonathan Martínez, académico de la UDLA, explica que si el niño realiza un curso de natación, los padres deben asegurarse de que el lugar cuente con las condiciones necesarias de seguridad, como un salvavidas.
Tener en cuenta la profundidad de la piscina
El especialista señala que otro punto a considerar es el nivel de profundidad de la piscina en que el niño aprenderá a nadar. Que el lugar no sea muy hondo es una buena idea si se está comenzando a nadar, ya que da más seguridad.
El apoyo familiar
Martínez agrega que es importante que los pequeños cuenten con el apoyo de sus padres: "Muchos miedos y fobias son aprendidas, por lo que, si existe alguna mala experiencia de los padres, probablemente esto puede traspasarse a los hijos".
"Una instrucción formal y profesional a la natación, ya sea en el colegio, una piscina, o en un club deportivo, es recomendable para cualquiera. Lo importante es que se aprenda".
Niklas Bornhauser, académico UNAB."
A temprana edad
El académico destaca que mientras a más temprana edad el niño comience a familiarizarse con el agua, será mejor. Actualmente, algunas escuelas ofrecen cursos o talleres de natación para sus alumnos desde la enseñanza pre escolar.