Un incendio forestal es un fuego que, cualquiera sea su origen, daña al medio ambiente, a la propiedad pública y privada. Se propaga sin control en las zonas rurales y cercanas a viviendas en los centros poblados. En Chile, la mayor parte de estos son provocados, con intención o por descuido, mayoritariamente por acción del hombre, aumentando en el período estival.
Estos incendios obligan al Estado y a las empresas privadas a invertir grandes sumas de dinero en su control. Dentro de los sistemas más conocidos y aplicados en el país están los métodos directo e indirecto. El primero es el ataque directo al fuego (llamamos cabeza del incendio a la parte del incendio más "viva" que va consumiendo la vegetación). Para ello los brigadistas cubren al fuego con tierra lanzada con palas, enfrían con agua y cortan la continuidad de la vegetación combustible en el mismo borde del incendio. También está el método indirecto donde el control se logra rodeando al incendio, encerrándolo dentro de una línea de control, a cierta distancia de la cabeza del incendio y de sus lugares activos.
Los incendios se podrían prevenir si la población estuviera concientizada del cuidado que se debe adoptar en no botar colillas de cigarro en lugares donde existe vegetación seca, realizar corta fuegos, apagar fogatas cuando se sale de paseo, etcétera.
Para ello, se debería invertir más en capacitaciones y campañas para crear conciencia en la población.
Columna