Cecilia Bastías Jerez

Hoy, cuando el mundo conmemora el Día Internacional de la Mujer, en Lebu y al lado del mar, se trabaja a toda máquina en una empresa que fue fundada y es liderada por un grupo de esforzadas vecinas.

Su historia comienza tras el terremoto del 2010, cuando la asociación de encarnadoras de Lebu, resultó beneficiada con fondos llegados desde la Cruz Roja de Japón. Ellos les permitirían salir adelante con un emprendimiento que les entregara estabilidad económica.

En ese proyecto han trabajado desde el 2012, ya que, dicen, en primera instancia fue un poco difícil para ellas convencerse de que eran capaces de llevar a cabo tremenda obra. Además, detallan, que en un principio no se sintieron apoyadas por los pescadores.

"En el principio todos decían que no iba a funcionar", contó Beatriz Yuste, representante legal de la planta y encargada de la administración. "Ahora nosotras llevamos como ocho o nueve meses y le hemos demostrado que sí se puede", detalla.

Las jefazas

La idea de este proyecto era que las mismas encarnadoras tuvieran un lugar dónde trabajar de forma mucho más estable, pero poco a poco y tal como cuenta Beatriz se dieron cuenta que hay partes de su trabajo que requieren de bastante esfuerzo físico por lo que comenzaron a trabajar con varones.

"Con los trabajadores no hemos tenido ningún problema al ser nosotras las jefas, ellos han sabido respetar el cargo de nosotras, uno les dice lo que tienen que hacer y lo hacen tranquilos y no hemos tenido un problema hasta el momento", cuenta.

Por el momento la planta que mantiene con el trabajo de "maquila" como ellas les denominas que es recibir a los pescadores la jibia, tratarla, limpiarla, cortarla y luego entregársela a los mismos pescadores.

"Ha sido difícil levantar y mantener la planta, pero hemos tratado de sacarlo adelante", detalla.

Encarnadoras

Junto a la otra representante legal y jefa de esta planta, son jefas de hogar. "Mis hijos son grandes uno de 24 y otro 33 años, ellos están orgullosos de su madre. Por todo el trabajo que nos llevó tener esta planta", establece.

La empresa está en su pleno funcionamiento desde el año pasado. "Como en junio, julio y desde ahí que estamos tratando de sacar a delante la planta que es de la Mesa de Encarnadoras y está a cargo e siete sindicatos y ellas nos dieron el comodato para ser representantes de la planta", dice.

Marcia Castro es la presidenta de la Agrupación de Mujeres Encarnadoras de Lebu. "Nosotras recibimos una donación de la Cruz Roja Japonesa, para venir en ayuda a la parte dañada del sector pesquero, buscaron iniciativas interesantes", dice.

"Éramos una asociación común y corriente, pero trabajábamos como mujer de pescadores y siempre soñamos con poder darle valor agregado al producto", sostiene.

Este grupo de mujeres luego del terremoto y tsunami se vio afectado porque no tenían algas ya que fueron arrastradas por el mar.

La agrupación es la dueña de esta planta y formaron una sociedad.

"En este minuto trabajamos la jibia y se la pasamos enfriada a una empresa más grande que las congela. La Cruz Roja Japonesa puso alrededor de 370 millones de pesos. La planta la logramos hacer con un proyecto de cámaras de frío de 120 millones de pesos del Gobierno Regional", describe.

El 2017 recién cumplen siete meses trabajando con la única planta de la Provincia de Arauco que tiene certificación Categoría B, todo el producto que ingrese a la planta es de consumo humano.

"Aquí trabajan 20 personas en la planta y se les paga un sueldo a ellos", detalla Castro.

El producto ha sido exportado a Japón, China y Corea del Sur a través de las empresas con las que trabajan. "Pero nuestro sueño es que ya tengamos que utilizar un tercero para enviar nuestros productos al extranjero, al momento estamos bien cotizadas y no damos abasto muchas veces", señala, al mismo tiempo que indica que le gustaría tener más capacitación.

"Ha sido difícil levantar y mantener la planta"

Beatriz Yuste,, representante legal."