Alfonso Levet G.
Todavía no se acostumbran a sus nuevas casas y los damnificados por los incendios forestales ya tuvieron que contestar las preguntas del Censo respecto de sus viviendas. Se trata de familias que lo perdieron todo producto de las llamas que azotaron a la zona centro sur de Chile durante el verano pasado.
"No es muy cómodo responder las preguntas sobre viviendas. Le tuve que explicar a la censista que esta no es mi casa, sino una mediagua de emergencia", contó Silvia Ulloa.
La mujer y sus parientes recibieron dos viviendas de emergencia tras perder su hogar en la población San Jorge, en Florida.
"Estoy agradecida de toda la gente que nos ayudó: iglesia, municipio, particulares y privados, pero igual de repente vuelven los recuerdos y la pena por lo que era mi casa", explicó.
Pese a todo, se han organizado bastante bien y, como las mediaguas están junto a un cerro, ya están preparando labores de contención de aguas lluvias con voluntarios de la iglesia Asamblea de Dios.
La vecina tiene dudas acerca del aporte del Censo al desarrollo de futuros proyectos. "Pensé que iba a ser más profundo. Lo tomé como para ver qué cantidad de gente vive en el país, pero no creo que sirva para políticas públicas", indicó.
Casa sólo para dormir
En febrero, Marina García y su familia recibieron una vivienda donada por vecinos de Caleta Queule, en la Región de la Araucanía, tras perder su casa por los incendios, que la destruyeron por completo.
Ayer respondió las preguntas del Censo, pero en un inmueble más pequeño, ubicado junto a la flamante vivienda recibida.
"Lo que pasa es que tengo una cocina a gas chica y me da miedo poner la cocina a leña adentro, porque la casa es toda de madera", explicó a La Estrella.
La familia sigue muy agradecida de la donación, pero afirman que ocupan la vivienda entregada sólo para dormir, ya que el día a día lo hacen en la casa chica que utilizan como cocina y comedor.
"Pensé que nos iban a hacer más preguntas sobre las cosas que tenemos y las que nos faltan, pero esta vez fueron súper pocas. Vino un censista de Tomé, muy amable el niño", contó.
Con una sonrisa
Tan optimistas y alegres como durante el desastre mismo estaban Mario Villa y su esposa, Sonia, quienes fueron censados cerca del mediodía de ayer en el sector San José de Manco. "Él quería decir que yo era una pololita", acusó con humor la mujer.
La octogenaria pareja recibió al censista en la mediagua de emergencia que les construyeron exactamente en el lugar donde estaba su antigua casa, pero que han ido arreglando con ayuda de sus vecinos.
"La gente se ha portado muy bien con nosotros, hay que tirar para arriba", expresaba Mario con una sonrisa en la cara, mientras trabajaba en el arreglo de una puerta.
Al encuestador que llegó hasta la vivienda lo recibieron los dos solos, y contestaron todas las preguntas rápidamente para volver a sus quehaceres diarios: "Estaban fácil las preguntas, respondimos todo y el joven nos ayudó también", señalaron.
"De repente vuelven los recuerdos y la pena por lo que era mi casa".
Silvia Ulloa, damnificada"