Karen Loreto Retamal
Falló en la primera casa. Nadie le salió a abrir la puerta, pero en la que siguió, donde vive Héctor Reyes con su familia, sí tuvo respuesta. Es que el vecino de Lorenzo Arenas lo reconoció al tiro y no dudó en recibirlo con los brazos abiertos.
"No pensé que me estaban agarrando para el leseo. Él es bromista, pero no pensé que era una broma", señaló el residente tras ser censado por el humorista Zip Zup, quien se demoró unos 20 minutos en realizar la encuesta. Es que, confesó, "entre preguntas, siempre sale algún chiste". Algo que Héctor agradeció y hasta le pidió una fotografía de recuerdo.
En la vivienda del lado, también lo estaban esperando. Eso sí, a la profesora de Educación Física, Eugenia Gotelli, le costó reconocerlo. A la tercera mirada, dijo: "Ah yaaa, de la televisión".
-¿Se esperaba alguien así?
"No, jajajá. Acá va a ser cortito porque vivo sola".
-Mírelo bien ¿Se parece a Felipe Camiroaga?
"Sí, pero es mejor, jaja".
El cómico, luego de mirarlo con cara de coqueto, no hace más que agradecer los piropos de la penquista.
Experiencia
Zip Zup llegó a las 8 de la mañana de ayer hasta el colegio Marina de Chile. Ahí, al principio, no todo iba bien. No estaba en la lista. "Me dijeron que si ya me había inscrito, debía ir a la sala del fondo y ahí me pasaron una carpeta y pude salir. Así que cerca de las 10 de la mañana pudo empezar a hacer el trámite", contó, reconociendo que la gente no estuvo despierta desde muy temprano para recibir a quienes andaban censando.
El humorista de Coronel, triunfador de los Festivales del Huaso de Olmué y del de Viña del Mar, no es nuevo como censista. Ya lo hizo en el Censo de 1992, experiencia que calificó de distinta a la que vivió ayer.
"Estaba terminado de estudiar. Era distinto, éramos jóvenes y queríamos vivir experiencias nuevas. Salir a censar era bacán. En ese tiempo no pagaban pero nos daban la colación. A un amigo le tocó un barco y a mí mis vecinos del frente. Llené los cuestionarios en casa, porque me sabía toda la vida jajajá", dijo en broma.
Poniéndose serio, relató que ahora "es diferente y necesario que se haga este tipo de instancia, y que se haga de una manera correcta. A pesar de que es un cuestionario simplificado, faltan hartas preguntas importantes para tomar en consideración. Si esto es para distribuir bien los recursos para que haya equidad, acá no le preguntamos a la gente qué nivel socioeconómico tiene, cuánto son los ingresos por familia. Ni se pregunta la tendencia religiosa, pero sí preguntan si se tiene ascendencia indígena. Creo que todos deben estar en la encuesta".
Buen humor
Poco le dura lo serio, eso sí, porque empiezan a surgir los chistes.
"Menos mal que no me tocó censar un cementerio, me hubiese dado miedo preguntar cuántos durmieron ahí anoche jajajá", lanzó Zip Zup, para agregar otro chiste: "Llega un tipo del censo y le dice a la señorita: ¿cómo se llama? Juanita Martínez. ¿Sexo? Bueno ya, pero después del cuestionario".
Mientras espera por la siguiente casa en su recorrido, Zip Zup abre su mochila. Adentro, contó, "mi señora me mandó con cocaví, plátanos, yogur, sándwich. Faltó el paraguas, pero me reía, porque decía: este gobierno pensó en todo, porque si llovía, nos mandaron una bolsa para el agua para no mojarnos". Acto seguido, se puso la bolsa en la cabeza.
Luego, el cómico coronelino se aprestó a continuar con su labor de censista. En esta ocasión, le tocó la manzana que está frente al nuevo Cesfam de Lorenzo Arenas. "Son alrededor de 15 casas las que me tocó censar", señaló.
"Menos mal que no me tocó censar un cementerio, me hubiese dado miedo preguntar cuántos durmieron ahí anoche"
Zip Zup"