El Profe Campusano y ex presos revelan la real jerga de la calle
Conocido "coa", está presente en el día a día. Tiene un vocablo un tanto diferente en cada lugar y va cambiando con el tiempo. Conozcalo acá.
El hampa está lleno de códigos, elementos y una serie de palabras que resultan ajenas para quienes no pertenecen a él. Ellas se condensan en el coa, como es llamado su "lenguaje". Para entender cómo funciona, tres ex presos (que abandonaron el mundo delictual y hoy se encuentran rehabilitados) cuentan de qué se trata esta jerga que está presente en todas las calles y cárceles del país.
"Pa' lo primero que sirve es para diferenciar a los vivos de los giles. Eso, en ese mundo, es primordial", cuenta Gonzalo, quien cumplió condenadas por robo con intimidación y violencia, en Santiago.
"Cuando uno está metido en ese ambiente, todo el resto lo ve como gil. El coa sirve para marcar presencia, para que sepan que uno es choro", añade.
Boris, otro de ellos, pasó gran tiempo delinquiendo en las calles penquistas. "Uno aprende todo esto de niño, por una mala infancia, sumida en la droga, el alcohol. Es el idioma de la calle y uno tiene que aprenderlo casi como por costumbre", asegura.
"Todos hablan así en la calle, en parte para marcar una diferencia o algo así. Es algo que uno hablaba normal, como si estuviera bien", comenta.
En tanto, Mauricio, afirma: "Es más fácil. Al final la palabra más repetida es la que va quedando".
"Hay coa de cárcel y la urbana. En todos lados, hay coas distintas. Hay de conversa y de pelea, hay para todo. Van quedando grabadas", sostiene.
Los diferencia
Los muchachos dicen que es una forma de ubicarse. "Uno cacha al tiro de lo que se está hablando y el resto no. Es una manera de comunicarse que la entienden sólo algunos", adiciona.
"Si tú le hablas y te responde, es de los tuyos. Si no entiende, es porque no tiene nada que ver y ahí caminas, nada que hacer con él", dice.
En los recintos carcelarios tienen diferentes clasificaciones, explica Gonzalo. "El que la lleva es el ladrón, el choro, el que chorea. Son los que roban de manera normal", advierte.
Por el contrario, hay quienes son mal vistos en el hampa. "Los domésticos no lo pasan bien en la cárcel, porque esos le roban a sus vecinos, en sus propias poblaciones", adiciona.
En este mismo contexto, están los que sirven al resto. "El jefe es el más choro y hay quienes están pa' servirle y pa' protegerlo. Esos son los perkin, gato o perro. La gente dice perro como si fuese de amigo, pero en la cárcel es distinto, es como el animal de verdad. El que te cuida y anda protegiendo", cuenta a La Estrella.
También hay gestos. "Chispear dedos es de choro, no todos lo hacen. Si yo se lo hago a uno y ese otro es más choro, sale pelea al tiro", cuenta Gonzalo.
Los tres están siendo rehabilitados por el pastor Fernando Tardón, quien señala que "estos muchachos sólo necesitaban preocupación".
"Yo ya dejé eso y no quiero volver. Por eso ahora retomé los estudios de enseñanza media y estoy tratando de hablar bien", dice Boris.
profe campusano
Desde Francia, el profesor Jaime Campusano, asegura a La Estrella que "viene de boca al revés, pero al final queda en coa".
"Hay lenguaje que está en la cárcel y afuera también. En cada cárcel es diferente. Por ejemplo en Iquique es referida al tráfico de droga y en las otras va derivando en los delitos. En todos lados es así", manifiesta.
"Un 10% de lo hablado en las cárceles son propios de ellos. Además, va cambiando con el paso del tiempo. Yo escribí un libro hace diez años sobre eso, pero ya no sirve. Quedó obsoleto", profundiza.
"Cambia todo, incluso por el delito. Hay para delitos económicos, políticos y hasta en la cárcel de mujeres. Es el idioma carcelario, para todos los estratos", asegura el experto.
El subteniente Eison Cifuentes, jefe de la Sección de Investigación Policial de la Primera Comisaría de Concepción, advierte que "nosotros tenemos que interiorizarnos con eso".
Asimismo, profundiza. "Si andas investigando en una población, tienes que darle confianza a tus informantes. Hay que ponerse en su lugar", dice.
"Uno aprende de niño, por una mala infancia
Boris,, ex preso"
La prote: son quienes pagan por su protección y seguridad en las cárceles.
Ser de verdad: cuando dice ser choro y lo es realmente. Lo respetan en las calles.
Broca cochi: forma coloquial para mencionar a los niños. Es muy común.
Perkin o chachi: internos de la cárcel que deben hacer todo. Sirven a los líderes.
Perro o gato: defienden a los "más choros". Son quienes pelean por ellos. Es despectivo.
Vamos a la arena: cuando alguien te llama a la arena, es una invitación a pelear.
Andar con soporte: en el ambiente penitenciario significa andar armado, con cuchillos.
Tener taco: cuando tienes algún problema con otras personas.
Anda a lavar: es casi un insulto, cuando mandas al otro a hacer aseo o cocinar.
Diccionario del Coa
callejero y de la cárcel
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