Vera de Fátima Barreira
La mujer dispone de una naturaleza cíclica. La expresión de su creatividad, energía vital y sexual, el estado de ánimo y afectividad son cambiantes durante el mes. Pero muchas no reconocen que estos cambios surgen del ciclo menstrual.
Es importante estar consciente de que el ciclo menstrual comprende cuatro fases, el pre ovulatorio, ovulatorio, pre menstrual y menstrual; y en cada fase hay un cambio físico, psicológico, mental y espiritual.
En cada etapa la mujer puede estar más o menos activa, creativa, intuitiva, maternal, sensual, erótica, destructiva, o introspectiva, por lo que aceptar, comprender y respetar esta naturaleza cíclica es fundamental para su salud y bienestar.
No se puede simplemente esperar ser respetada y comprendida en un mundo masculino y lineal, si nosotras mismas no comprendemos lo que nos sucede y los cambios que afectan en todo ámbito, desde el trabajo hasta las relaciones personales.
Recuperar aquella sabiduría permite a la mujer disfrutar de esos cambios que surgen en cada etapa del periodo y optimizarla, sacando lo mejor de la energía que está disponible en el momento.
Por ejemplo, en el periodo premenstrual, que suele ser el más complicado, la mujer puede sentirse más inquieta y sensible, la concentración disminuye, pero la energía creativa e intuitiva aumenta. Si la mujer no armoniza aquello, las energías pueden exteriorizarse como un cambio de humor radical, en un comportamiento exigente e inseguro. Es por eso que esta fase exige introspección para equilibrarse, lo que se logra evitando discusiones, haciendo ejercicios, relajaciones o visualizaciones. Y es también un periodo ideal para los cambios, limpiar el closet y botar lo que no sirve, por ejemplo.
Una de las formas de tomar mayor conciencia es a través de la Bendición de útero. Una armonización o técnica vibracional trasformadora creada por la inglesa Miranda Gray, que alinea los centros energéticos femeninos, sanando y despertando la consciencia de esos centros. Es como una iniciación, despertando una conexión con la naturaleza cíclica de la mujer y su femeneidad.
Cuando la mujer ignora esta naturaleza cícicla en su cuerpo, desarrollará un comportamiento negativo, con rechazo, irritabilidad, tensión y dificultad en los ciclos menstruales.
"La mujer puede sentirse más inquieta y sensible, la concentración disminuye, pero la energía creativa e intuitiva aumenta""