La tiranía de ser feliz
Ser feliz se ha vuelto un apremio, difundido por la globalización y la inmediatez. Vivimos en una sociedad orientada al éxito, donde lo importante es alcanzar la meta u objetivo, sea en el plano profesional, deportivo, académico, etcétera, dejando de lado el camino, las decisiones y la aprobación personal para realizar lo que yo considero importante en mi vida. Esta lectura social posiciona el valor en la funcionalidad, transformándonos en objetos o máquinas despojados de nuestra humanidad. "Productividad", "eficiencia", "competencia", "carrera profesional", "crecimiento económico", conceptos que tiñen de alguna forma el estilo de vida actual, donde muchas veces somos una pieza de esta gran máquina.
En la sociedad orientada al éxito, se promueve el "valor para otros" y "valor de uso" sustituyendo el valor personal, lo que nos hace únicos en cada situación. Esta forma de vida, nos lleva muchas veces a modos de existir vacíos o carentes de valor, provocando cansancio, desgano y sensación de peso, entre otras.
Estos condicionamientos sociales muchas veces son potenciados por la publicidad y las redes sociales, donde la felicidad llega a su máxima caricatura. Abundancia de sonrisas, personas felices y ausencia de dificultades. La crítica a la lectura social de la felicidad, busca traer de vuelta la construcción propia de la felicidad, donde el dolor y sufrimiento también sean legitimados como parte de la vida.