Karen Loreto Retamal
"¿Qué terapia hay para el dolor? Ninguna. A mí me preguntan si tengo apoyo psicológico y no lo tengo. ¿Qué me va a decir un terapeuta? ¿Qué técnica me va a dar para que no me duela mi hija? No hay técnica. Sí, tomo una pastilla para poder dormir y sería. Ni siquiera sé explicar qué es perder un hijo, no sé describirlo", sentencia Consuelo Hermosilla, madre de Antonia Garros, fallecida en febrero pasado.
Desde esa fecha, su mamá se ha dedicado a exponer la violencia en el pololeo y buscar una pena judicial para quienes la infrinjan. De igual modo, realiza charlas a lo largo del país, donde, a través de su testimonio, incentiva a padres y víctimas a no callar; y buscar crear luego la fundación en nombre de su hija.
"Ha sido súper enriquecedora la dinámica con la gente, porque te das cuenta de que a partir de lo de Antonia, la gente se atreve a hablar y se atreve a expresar y a perder la vergüenza de lo que está pasando. Sí te habla para pedir ayuda. Eso es un poco frustrante cuando no tienes todas las posibilidades de ayudar. La gente que se contacta conmigo, les busco alguna solución que sea bien eficaz. Se me acerca mucha gente, otra que me escribe a diario, otra que me contacta a través del teléfono. La gente piensa que debe ser difícil comunicarse conmigo, pero tengo todas las redes sociales con las que se pueden comunicar directamente conmigo", relata.
-¿Le ayuda?
"No sé si esto me ha ayudado, porque contarlo una o dos veces te puede ayudar, pero yo lo hago siempre. Creo que a mí lo que me ayuda es saber que la muerte de la Antonia no va a ser en vano. Y que a partir de ésta uno puede disminuir el tema de la violencia, específicamente en el pololeo. Dentro de eso, lo más íntimo me puede ayudar".
-¿Cómo vive el día a día desde que partió Antonia?
"Es un comenzar a aprender a vivir de otra forma. Con mis dos hijas éramos súper cercanas, independiente de que puedas pelear con ellas, pero sí en la intimidad somos súper cercanas. Eso ha hecho que con Rosario estamos más unidas que nunca. Es un bastón la una de la otra. Éramos tres, cuando falta una, es como si faltara la mitad. Así han sido estos seis meses. Ha sido un aprendizaje, con dolor, de disfrutar más el día a día. Nos reímos harto recordando las tonteras de la Antonia. También nos juntamos con sus amigas. Es entretenida esa parte también. Ella fue súper feliz, la vida de la Antonia no se reduce a los últimos dos años. Su vida fue súper entretenida, muy apasionada. Me da mucha pena que ella haya tenido que pasar por esto, pero también tuvo una vida súper alegre y nos enfocamos en eso".
-¿Y su pena hoy cómo se expresa?
"Lloro, pero no sé si mucho, no sé si poco. No sé con qué se compara. Lloro de felicidad, de angustia, de melancolía, con ese llanto en el cuerpo ese fondo, que sientes que no tienes nada donde agarrarte, como que estás vacía, a pesar de tener a tu familia. Tengo una desolación que te enfría el cuerpo. Es una sensación tan extraña. No sé de dónde vendrá… es como que te desgarran".
Consuelo no llora delante de la gente y sentencia que lo mejor es contarle a otros cómo no repetir lo de su hija. "Cómo sería de penca como mamá si me quedara agarrada a una cama, sin pararme, sin que la muerte de Antonia significara algo. Es injusto, mi hija era una cabra feliz y apareció alguien que le hizo cambiar. Hoy he logrado estar tranquila, pero no sé si el día de mañana", dice, contando que Rosario, su otra hija, la acompaña para todos lados.
"Ella es mi pilar fundamental. Un apoyo importante, el 50% de mis ganas de vivir, porque el otro 50% se fue", añade.
Fundación y ley
Consuelo hoy busca que se legisle sobre la violencia en el pololeo y también la creación de una fundación. "Estamos esperando los temas legales, esperamos que en septiembre tenerla. Estamos buscando un terreno en Concepción, ojalá donado, nosotros como familia nos encargaremos de la construcción", explica con respecto a la idea de una fundación, mediante la cual, explicó, con el trabajo de un equipo multidisciplinario, se dé apoyo a jóvenes, tanto mujeres como hombres, para evitar la violencia en el pololeo.
Mientras espera la ley, Consuelo está tranquila, pero atenta a las novedades. "No sé cuánto va a demorar esto. No sé si esto tendrá el nombre de la Antonia, pero necesito que se legisle", dice.
Por mientras, su consuelo es que Antonia ya no sufre. "Ahora donde ella está nadie le va a hacer daño. Acá era claro, sufría ella o yo. Obvio que yo", sentencia, al tiempo que todo el tiempo se siente acompañada por ella. "Está a mi lado, la siento. Me subo al auto y le converso. Le digo que me ponga las palabras correctas. Siento que está conmigo siempre".
"Lloro de felicidad, de angustia, de melancolía, con ese llanto en el cuerpo ese fondo, que sientes que no tienes nada donde agarrarte, como que estás vacía"
Consuelo Hermosilla"