Carlos Paz Durán
Es la "novedad del año" en el Ester Roa Rebolledo, y como estamos en temporada, se venden rápido. Son los gorros de lana aurinegros que un hincha ciego del Inmortal, el chorero Jorge Monje (67 años), produce en su hogar de la población Esmeralda, y que vende en el estadio cuando el equipo juega de local.
"En una semana de junio de 2016 quedé ciego. Una diabetes me provocó desprendimiento de retina en ambos ojos. Lo único que puedo divisar son siluetas", señaló Monje, quien debió dejar de trabajar como conductor de colectivo y reinventarse laboralmente.
Y no encontró nada mejor que dedicarse a tejer a telar gorros "auris". Así unió "la necesidad de generar recursos para mantener la casa y la familia, y el deseo de hacer algo por Vial, que es el club de mis amores, al que sigo desde mi nacimiento".
"No sabía tejer a telar, hasta que en marzo ingresé a la Escuela de Oficios de Coalivi (Corporación de Ayuda al Limitado Visual) de Concepción para aprender. Se convirtió en terapia", aseguró quien el domingo 6 del presente, y en el cotejo ante Limache, debutó con los frutos de su emprendimiento.
"Vendimos nueve gorros", comentó Edilia Guevara (71), esposa del emprendedor y quien también toma parte en la producción, pues está a cargo de "las terminaciones, de dejar todo impecable".
La jefa de hogar cumple, además, otra tarea vital: "Cada tarde voy a buscar a mi marido a la Escuela de Coalivi, a la que asiste de lunes a viernes".
Quien lo va dejar es su hijo homónimo, y a primera hora, ya que las clases parten a las ocho de la mañana. "Llevamos 46 años de matrimonio y siempre he estado a su lado, apoyándolo, más ahora que se quedó sin visión", aseguró la también madre de Paola y Verónica, y quien asiste a su marido en el "proceso" de venta, que tiene lugar casi en la esquina de Collao con Tegualda, y desde al menos una hora antes de cada cotejo del Inmortal.
Dos mil gorros
"Me propuse un desafío, y es confeccionar dos mil gorros. Me voy a demorar, pues al día hago dos, máximo tres. Quiero que dos mil cabezas aurinegras den un colorido especial al estadio", dijo Monje, quien a su ritmo actual de trabajo no podrá concretar la meta antes de tres años.
"A Vial uno lo lleva en la sangre, de modo que si se lo propuso, lo va a lograr", opinó Alejandra Jara, quien adquirió gorros para toda su familia. "Están lindos", dijo.
"Con uno en la cabeza me siento más vialino", expresó Alfonso Benavente, hincha de 8 años, y quien acotó que "por dos mil quinientos pesos no están caros".
"También tejo bufandas, mantas y ponchos, todos en aurinegro. Así es mi pasión por el Vial"
Jorge Monje"