Redacción
La agresión sufrida el fin de semana por una de las refugiadas sirias que llegó hace 44 días a Chile, huyendo de la guerra en su país, sigue escalando.
La vocera de Gobierno, Paula Narváez, se refirió a la protesta organizada esta semana frente a la sede de la ONU en Santiago, por una parte de las 44 familias que llegaron al país el 12 de octubre, luego de que el sábado 18 un hombre arrebatara a una refugiada musulmana que caminaba por la comuna de Macul, el velo con el que cubre su rostro, por motivos religiosos.
La mujer, que estaba embarazada, cayó al suelo y se supo luego que habría sufrido una pérdida. Sin embargo, no se habría comprobado si fue producto de la caída o del impacto emocional de la agresión que sufrió, o por otros motivos.
El hecho es que un grupo de refugiados está pidiendo irse de Chile, argumentando que se sienten inseguros.
Frente a esto, la vocera respondió que "éste es el período más crítico para poder incorporarse de mejor manera, estamos confiados de que así podrá ser. Es un tema que reconocemos muy complejo, la adaptación a una nueva cultura es compleja".
Añadió que "hemos adoptado distintas medidas para que puedan insertarse, como darles vivienda, aportes para sus cuentas, cursos incentivos de español para que enfrenten de mejor manera el campo laboral, y el próximo año los niños entrarán al colegio".
Delfina Lawson, jefa nacional del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) Chile, dijo a El Mercurio que "si ellos se quieren ir, nadie los va a retener ni están imposibilitados de salir (...), pero por sus propios medios".
El vocero de las familias que protestan, Nabil Shehawi, dijo a Radio Cooperativa que "estamos acá para irnos de Chile a otro país; a Canadá, Suiza o Inglaterra. No nos sentimos seguros aquí, después del accidente estamos todos asustados".
44 familias sirias llegaron a Chile y fueron repartidas entre Macul, en Santiago, y Villa Alemana, en la V Región.
12 de octubre llegaron a Chile 44 familias sirias que huían de la guerra en su país.