Bombero relata viejas andanzas como fotógrafo
Jorge Alvarado es director honorario de la Tercera Compañía. Desde su juventud reparte su tiempo entre las llamas, los flashes y su trabajo como mecánico.
Tres son las pasiones que han acompañado a Jorge Alvarado desde su juventud: la mecánica, la fotografía y ser bombero. "La pasión más grande es ser voluntario", dice el también director honorario de la Tercera Compañía penquista.
Era 1957 y aún no había egresado de electromecánica en la Escuela Industrial, pero él ya cargaba a todas partes su cámara para inmortalizar momentos.
"Siempre andaba con una camarita de cajón que había por esos años y que tomaban ocho fotos no más", rememora. Fue entonces que, mientras hacía el servicio militar, aprovechaba de fotografiar las actividades sociales y deportivas de los militares que conoció.
Así fue que pudo comprarse una cámara Roby, una de las primeras máquinas japonesas que llegaron. "En una competencia de equitación llegó tarde el fotógrafo del diario La Patria y me pidió las fotos. Después me invitó al diario y ahí fue que me gustó la lesera", dice entre risas.
Fue por esos mismos años que Alvarado postuló a Bomberos, porque siempre pasaba al cuartel cerca de su casa a mirar los carros. "Mario Galdames, que era teniente, me veía que yo siempre pasaba, hasta que un día me invitó a conocer el cuartel y a postular, me quedé al tiro, contra la voluntad de mi padre, eso sí", confiesa el actual director honorario de la Tercera Compañía.
Resulta que su padre era carabinero y quería que él también lo fuera, así que no lo dejó postular a Bomberos. "Entonces me tuvo que firmar la autorización mi mamá".
Ya trabajando, el joven Jorge Alvarado se iba derecho al diario donde colaboró por varios años de manera paralela a su pega, porque el director lo invitó.
"Me mandaban a las sociales, al estadio, al básquetbol, me dieron una tarjeta de identificación para entrar a algunos lugares", cuenta sobre esos años en que, si hacía falta, se amanecía cubriendo turnos durmiendo en la misma oficina y tapado con diarios. Reconoce que "no me gustaba cubrir los partidos de fútbol, aunque igual fui corresponsal de El Gráfico".
De esos años hay anécdotas para repartir, pero una que recuerda con humor fue cuando estaba celebrando un 1 de mayo y "se nos pasó la mano. Estábamos celebrando y había una ceremonia en el Teatro Concepción. Me fui para allá y me traicionó el aire; había unos bailes coloridos, pero yo sólo veía unos remolinos".
"No encontré nada mejor que pasearme por delante de la orquesta para sacar las fotos. Al final el espectáculo fui yo haciendo equilibrio para hacer las fotos", comenta.
Del diario La Patria saltó a Crónica y después a El Sur, y por algunos años se fue a trabajar a Huachipato. "Ahí renuncié a Bomberos porque era muy lejos y no me daban los tiempos, para hacer número no tenía sentido".
Años después volvería a hacerse cargo del departamento de fotografía, porque lo convencieron de volver. "En la casa la jefa no estaba muy contenta, porque sabía cómo son los horarios del periodismo", reconoce. Lo que no toleró fue que le cuestionaran su regreso a los Bomberos.
De todos sus años repartiendo sus tiempos, dice que una sola vez dejó tirada la pega. "Estaba haciendo fotos de un incendio, pero me sumé al rescate de unas personas. El deber es primero, pero justo llegó un colega".
Actualmente volvió a abrir un taller mecánico, pero aún así se las arregla para, a sus 79 años, acudir a los llamados bomberiles. "Tengo un 75% de asistencia. Mis clientes saben que cumplo, pero si nos toca salir con los bomberos, cierro el taller y me voy".
"Si nos toca salir con los bomberos cierro el taller y me voy"
Jorge Alvarado,, director honorario 3ª Compañía"