¡¿Qué hace una lengua cocida, o un caldillo de congrio en un plato de restaurante de mantel largo?! Eso fue lo que se comenzaron a preguntar muchos comensales un tiempo atrás. Éstos fueron los primeros y rupturistas cambios de sacarnos la chaqueta francesa, italiana, mexicana e incluso japonesa que rondaba en el país hace una década, también la de la cocina chatarra. Esa pregunta desapareció. Ahora vamos en búsqueda de poder comer algo que sea nuestro y propio. Incluso con la esperanza de que nos traiga recuerdos de nuestra infancia. Las abuelas, mamás o alguna tía buena para las ollas, nos inculcaron sobre los pataches de fin de semana, en donde las recetas nos fueron dejando un legado que hoy entendemos como propio e identitario de nuestros hogares.
Los penquistas buenos pal diente, ahora están detrás de los sándwiches, mariscales y ceviches de las caletas, en donde cada vez es más popular el ponche de picorocos o de erizos, servido por ejemplo en "La Aguada" de Talcahuano. También lo es el estofado "San Juan" (o campesino) con pajaritos, carnes y conejo. Además de esos platos está la reina: la empanada, ya sea de horno o frita macha-queso. Esto no es sólo para el Dieciocho. Ni hablar de que las chorrillanas y pichangas se tomaron los bares bohemios de Concepción, los borgoñas están en jarras por todos lados y qué decir del terremoto, que en los últimos años cuenta cada día con más adeptos. Ahora buscamos los tomates de Quillón en pleno verano para la ensalada chilena que bañará la humita.
Sin darnos cuenta volveremos a las costumbres de celebrar a las "Carmen", con la matanza del chancho en pleno invierno como aún se hace en Nacimiento o la fiesta de San Pedro, de nuestros pescadores. Con orgullo podemos decir que somos ricos en productos, recetas y manos benditas, que nos dejan impávidos en cada rincón del Gran Concepción. Y si de vinos se trata, tenemos el mejor pipeño en Guarilihue y una inmensa variedad de vinos del Itata, que cada día son más accesibles a la comunidad, llegando incluso a estar en cartas de los restaurantes más exclusivos.
Nuestros sabrosos platos se celebran el 15 de abril, desde el 2009 cuando fue promulgado un decreto por la Presidencia. Han pasado unos años y los cocineros penquistas están tomando fuerza, acercándose cada día más a la cultura de las cocinas del pasado y qué mejor que poder celebrarlo con bombos y platillos. El domingo 15 en la Vega Monumental habrá degustaciones de charquicán en todas sus variedades y, el lunes en Plaza de Tribunales, disfrutarán de los sopeos y guisos de la zona con clases y guías para los amantes de nuestra cocina chilena.
La cocina chilena se celebra y se vive