Objetos caseros revelan secretos de los abuelos
En el Museo Dungunwe se atesora parte de la historia de Contulmo y de sus primeros habitantes.
Una antigua bodega de provisiones, que posteriormente funcionó como templo católico, alberga hoy al Centro Cultural y Museo Dungunwe, un lugar que habla de la historia y el legado de las culturas mapuche, chilena y alemana que florecieron a fines del siglo XIX en Contulmo.
"El diseño arquitectónico de este edificio, salvo el segundo piso y el hall de acceso, es una copia fiel de una bodega de acopio que había acá, donde mi bisabuelo guardaba los productos que sacaba del campo, que eran consumidos por la familia o vendidos en la tienda", dice Rodrigo Morales, curador del museo y descendiente de quien fuera el primer profesor de la escuela alemana de la ciudad, Eugenio Pfaff.
Objetos con historia
Ubicado frente a la plaza de armas, a un costado de la Casa Pfaff -una de las primeras familias de colonos germanos que arribaron en 1884-, el museo cuenta con una variada colección de fotografías, utensilios domésticos, herramientas, instrumentos musicales e incluso artefactos tecnológicos tal vez impensados para la época, como alisadores de pelo y una secadora de ropa.
"Como en esa época no estaban los adelantos médicos que hay ahora, ese aparato (un tambor metálico con otro en su interior lleno de agujeros) ayudaba a evitar problemas de salud en esos años. Ahí echaban ropa de cama, ropa interior que lavaban, abajo ponían fuego y lo iban dando vueltas: una centrífuga, que en el fondo esterilizaba un poco la ropa y así esa familia se enfermaba menos", detalla el especialista.
Revivir una época
Una carroza fúnebre que en ocasiones servía de ambulancia, carretas, coches, un barril para hacer helados, molinos de carne, otro para fabricar tallarines y un piano forman también parte del inventario de este museo que, según cuenta el encargado, se ha ido armando a pulso, recuperando utensilios pertenecientes a su propia familia y otros que ha ido rescatando del polvo y el olvido, u otro destino peor. "Esa máquina (indica un antigua selladora de botellas de cerveza que está junto al piano) iba a ser vendida por kilo, como fierro, cuando la encontré", comenta.
Conservas y envases de aquella época, que despiertan la nostalgia entre los turistas de la tercera edad, se incluyen en esta colección que merece ser visitada y que guarda parte de la historia de Contulmo.
"El diseño de este edificio es una copia fiel de una bodega que había acá, donde mi bisabuelo guardaba lo que traía del campo"
Rodrigo Morales,, curador del museo"