Camila Espinoza López
A medida que se acerca la llegada del invierno, los más contentos con tener calefacción en el hogar parecen ser las mascotas. Como si tuvieran un imán que los atrae, apenas ven que su amo prende la estufa, llegan corriendo para instalarse lo más cerca posible.
A pesar de que la mascota logre capear el frío y parezca muy relajada durmiendo cerca de la calefacción, es importante que los dueños tomen resguardos.
Los peligros
"Hay que ser cuidadosos. Nunca un animal puede quedar sin supervisión estando una estufa prendida, del tipo que sea: parafina, eléctrica o a gas, porque puede haber accidentes", dice María José Ubilla, médico veterinaria etóloga y vocera del Colegio médico veterinario de Chile.
Karen Valenzuela, docente de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Las Américas añade que "es importante monitorear a pacientes diabéticos debido a que pueden sufrir de neuropatías diabéticas y alterarse la sensibilidad en ellos. Esto se traduce en que el paciente puede estar muy cerca de la estufa y no darse cuenta de que se está quemando".
Francoise Arcil, médico veterinario de la Universidad Mayor, recomienda que la mascota no pase mucho tiempo expuesta a la estufa, porque, además de riesgo de quemaduras, existen otros peligros.
"Muchas veces el perro se acerca y se queda dormido, tirado al lado de la estufa. Los perros son muy buenos para acercarse al calor y quedar calentintos pronto, pero tienen muy mala forma de bajar la temperatura. Los perros no tienen glándulas sudoríparas a excepción de las patas, sólo por los cojinetes pueden transpirar y por el jadeo. Y sólo sudar por las patitas más el jadeo, en un ambiente que ya está tibio, evita o dificulta bajar la temperatura. El problema es que si se calientan mucho no pueden volver a su temperatura normal", comenta Arcil.
La especialista añade que podrían sufrir un "shock térmico". "Ojo con que no estén mucho rato. Más de una o dos horas ya es mucho", dice.
Una de sus recomendaciones es no poner la estufa tan cerca del animal.
"Si lo ven que está echado mucho rato, hay que moverlo o despertarlo. Cambiar la estufa de posición o apagarla", dice Arcil.
Cambios bruscos
La especialista recalca que se deben evitar los cambios de bruscos de temperatura y situaciones como cuando la mascota, después de estar muchas horas cerca de una fuente de calor, sale al balcón del departamento o patio de una casa para hacer sus necesidades.
La misma recomendación realiza Ubilla.
"Por ejemplo, podemos tener a un animal todo el día dentro de la casa y en la noche hay gente que los deja en el patio para que cuiden. Si ese animal ha estado todo el día cerca de algo que genere calor de forma artificial se pueden ver expuestos a cambios de temperatura y por eso sufrir problemas respiratorios", afirma.
Actividad física
Por las bajas temperaturas los animales pueden pasar gran parte del tiempo durmiendo y sus amos, en algunos casos, disminuyen la frecuencia de los paseos.
Al respecto, Ubilla dice que "la actividad física, no importa si el perro no sale a correr o subir un cerro, es súper necesaria. El hacer ejercicio de forma rutinaria ayuda a que la musculatura, y todo lo que tiene que ver con los huesos, el funcionamiento cardíaco, se estimule de forma correcta".
La veterinaria recalca que el ejercicio también reporta otros beneficios.
"Es importante tener a un animal sano mentalmente y darles paseos. La actividad física en general provoca la liberación de ciertas sustancias químicas a nivel cerebral. Por ejemplo, de neurotransmisores que son importantes para el equilibrio emocional", sostiene.
Arcil concuerda en que la actividad física no debe suspenderse en invierno.
Hay que "tratar de evitar salir a horas en que la temperatura es extremadamente fría. Pero lo ideal es no restringir los paseos por mucho que haga frío", enfatiza.
"Hay que ser cuidadosos. Nunca un animal puede quedar sin supervisión estando una estufa prendida, del tipo que sea: parafina, eléctrica o a gas, porque puede haber accidentes"
María José Ubilla,, veterinaria"