Aseguran que sus tatuajes les dan más pega
En el modelaje femenino, dicen que los tatuajes son un plus en campañas de moda. Expertos y fanáticos hablan sobre la mayor aceptación social.
Cada vez más aceptados socialmente, los tatuajes son una marca de identidad para quienes los lucen, y verdaderos "lienzos humanos" para los tatuadores, quienes pueden mostrar su trabajo de manera permanente.
Esta nueva mirada ha ido creciendo de tal manera que incluso existen las "tattoo models", mujeres cuyos llamativos tatuajes les permiten ser contactadas por fotógrafos o marcas de ropa para que modelen sus prendas luciendo los diseños marcados en sus cuerpos.
"Trabajo de modelo y por los tatuajes me conocen como tattoo model", cuenta al teléfono desde Paraguay, Margaret Díaz, quien asegura que ha conseguido nuevos trabajos gracias a un tatuaje que cubre prácticamente toda su pierna derecha "hasta la nalga, entonces modelo lencería para que se luzca", señala Margaret.
Se lo hizo hace poco menos de un año en el estudio Big Family Tattoos, del artista Cristoffer Hernández, más conocido como "Tito Tattoo", e Ítalo Díaz, su socio. "Tomó cerca de siete sesiones realizarlo", añade.
A la estudiante de diseño gráfico, Damaris Ávila, no le gusta mucho el apelativo de tattoo model, pero reconoce que la han contactado de varias marcas locales de ropa por su particularidad. "Siempre me gustó el arte corporal, las modificaciones físicas. Tuve piercings y extensiones, pero nunca me había atrevido con los tatuajes, por el tema del dolor", confiesa la joven, que ya tiene uno en la espalda, en su brazo izquierdo y ahora va por un jaguar en una de sus piernas. "El primero me lo hice cuando tenía 18 años y como no me dolió tanto, seguí no más".
El arte de tatuar
En su local, ubicado en el edificio Amanecer, Tito Tatoo atiende a todo tipo de clientes, desde jóvenes a adultos mayores; desde músicos a oficinistas o estudiantes. "Tatúo hace nueve años. Estaba en tercero medio cuando empecé. Fue una etapa de aprendizaje. Mis compañeros se tatuaban harto por la sensación de tener uno", recuerda el artista, quien asegura que su gusto por el dibujo y las ganas de trabajar de manera independiente lo decidieron a dedicarse a este rubro.
Pidió pequeños préstamos a familiares y conocidos hasta que se armó del equipamiento suficiente para emprender por sí solo. "Hace unas semanas pagué mi último tatuaje, que fue a un primo que había estado indeciso, así que fue uno bastante significativo para mí. Fue como cerrar un ciclo", indica.
Tito Tattoo se ha hecho conocido por los trabajos de grandes dimensiones. "Cuando empiezas a hacer de los grandes y subes tus trabajos a las redes sociales, la gente te empieza a pedir eso. Han venido por espaldas y piernas completas. Antes no se veía tanto, pero ahora se está usando mucho", confidencia.
Eso sí, no todas las personas que se tatúan lo hacen para mostrarlos. Aún hoy muchos los cubren, por motivos personales o laborales. Es el caso de Kihara Martínez, psicopedagoga que trabaja en un café. "Ahí tengo que usar polera manga larga, porque atiendo gente", dice.
Puntualiza que en su casa ya están acostumbrados a sus tatuajes, aunque a su abuela no le gustan tanto. "Empecé con un texto en la espalda y fui de menos a más", relata.
Actualmente, tiene varios en el brazo izquierdo. "Son cosas personales y otras que simplemente me gustan, como una pizza, Homero Simpson, una sirena, porque me gusta el mar, un búho, y flores".
Claudia Sáez, estudiante de psicopedagogía, dice que empezó con una pequeña libélula en su espalda. "Iba a tener sólo algunos tatuajes hasta el codo, y eso era, porque me daba cosa, pero después ya terminé con las mangas completas y la pierna".
Confiesa que en su casa escondió sus brazos por tres años, por temor a la reacción de sus papás. "Me moría de calor, pero no me atrevía; los mostré cuando ya tenía los brazos llenos y me quería tatuar los dedos", recuerda.
Hombres tatuados
Los hombres también han ido optando por hacerse tatuajes más grandes, abajo de las rodillas en las piernas y en la espalda. "Le agarré el gusto de a poco. Me quería tatuar y empecé con uno en el pecho, pero estaba muy solo, necesitaba compañía", explica Carlos Leiva, de 24 años, trabajador del comercio. "Lo que quiero es tatuarme toda la pierna derecha y que en la espalda no quede ningún espacio, y ahí me voy a quedar... creo", confiesa.
Gustavo Ferreira cuenta riendo que su primer tatuaje fueron "unos payasos horribles, que ahora me voy a borrar". Hace poco decidió dedicarse 100% a los tatuajes en el local de Tito e Ítalo, "Ahora es socialmente más aceptado y se ha ido entendiendo que es un arte super bonito".
"Si tienes varios tatuajes, te empiezan a llamar; a mí me contactan marcas de ropa".
Damaris Ávila,, estudiante"
42 tatuajes pequeños, en dos días seguidos, es el récord personal de Cristoffer Hernández.