Bocinazos tienen chatos a vecinos
Familias de San Martín aseguran que ruidos de alerta de las micros son innecesarios y se extenienden todo el día.
Cerca de las siete de la mañana comienzan los bocinazos en calle San Martín, en el centro penquista. El sonido de las micros que apuran el paso de un colega no paran en todo el día. Cerca de a una y después de las seis de la tarde la situación llega a su máximo apogeo. Vecinos aseguran que el uso de la bocina por parte del transporte colectivo es arbitrario y produce muchas molestias, debiendo las familias encerrarse o ubicarse hacia el interior de sus viviendas o departamentos.
Vecinos resignados
Para María Teresa Rioseco y Margarita Peterson, ambas residentes de uno de los edificios emblemáticos del centro, ubicado en San Martín con Aníbal Pinto, concuerdan que están acostumbradas a los sonidos impertinentes. "Desde los años que llevamos viviendo acá, la situación ha sido la misma", recalcaron.
Verónica Ávila, que lleva cerca de un año trabajando como recepcionista del edificio expuso que "el problema que acontece en el sector resulta caótico para uno que está aquí trabajando, por el ruido que se genera, sobre todo en la mañana hasta horas de almuerzo, es algo permanente y molesto", declaró.
No sólo losresidentes del sector son los perjudicados, pues la calle concentra una serie de locales comerciales y vendedores que comparten el mismo sentimiento. "Nosotros partimos trabajando desde las nueve de la mañana hasta cerca de las 21.00 y la situación llega a ser estresante en horario punta", expuso Gonzalo Ulloa.
Además de los ruidos molestos, los comerciantes del centro también denunciaron la excesiva contaminación que provocan los motores de los vehículos, afectándoles incluso los productos que ofrecen al público a diario.