Triángulo amoroso y un papá controlador marcan a Mariano
Simón Pesutic se refiere a los detalles del triángulo que formará su personaje en"Juegos de poder".
Mega estrenó su teleserie nocturna "Juegos de poder" (martes a jueves a las 22.45 horas), una apuesta en clave de suspenso que sigue los drásticos cambios que convulsionan la vida de la familia de Mariano Beltrán, un senador interpretado por Álvaro Rudolphy.
Todo parte con un atropello y accidente automovilístico protagonizado por un triángulo formado por el hijo de Mariano Beltrán, Camilo (Simón Pesutic) junto a su polola Antonia (Fernanda Ramírez) y su primo Benjamín (Augusto Schuster).
"Esta es una teleserie bien coral, es una historia que se sostiene a partir de la intriga y el suspenso que van generando las diferentes microhistorias que desencadena este accidente. Hay muchos más protagonistas de lo que la gente cree, incluso el chofer de mi padre puede llegar a ser un personaje muy importante. No hay roles centrales en los cuales gire la trama, la trama es una aproximación a la ambición, a estos juegos de poder que se desatan, muy por sobre la historia particular de un solo personaje", explica el actor Simón Pesutic.
-¿Quién es Camilo Beltrán?
-Primero que todo es un tipo bastante normal, estudiante de ingeniería comercial, común y corriente dentro de la clase acomodada de este país. Es hijo de un tipo muy poderoso que es Mariano Beltrán (Álvaro Rudolphy), quien está camino a transformarse en la persona más poderosa de Chile, ya que es un candidato a la presidencia bien posicionado. Camilo es bastante influenciable, con pocas referencias más allá de sus propios padres, habita en una burbuja, es un cabro al que le ocurre -pero también busca que le ocurra- de una u otra manera el accidente que finalmente gatilla todo y que no solo cambia la vida de él, sino que la vida de todos los que están a su alrededor.
-¿Primera vez que trabajas con Álvaro Rudolphy?
-Sí, primera vez y ha sido sorprendentemente buena la experiencia, ha sido maravilloso, es un gran compañero de actuación, no deja de llamarme la atención lo meticuloso y estudioso que es; y más allá de eso, que tiene que ver con lo estrictamente laboral, tiene un sentido del humor bastante particular, bien único, que a mí me hace sentido. Sin querer ser cliché, es un tipo del que he aprendido mucho, más que en técnicas en las maneras, en ese oficio que sigue teniendo a pesar de todas las teleseries y todos los roles protagónicos.
-¿Y qué tipo de relación padre e hijo han ido construyendo?
-Básicamente, desde el lugar de mi personaje, tiene que ver con el resentimiento, con la decepción, con la culpa de no poder responder a todo eso que sus padres hubiesen querido de él. Más allá del accidente, en una familia donde hay que destacar en los estudios y ese tipo de cosas, mi personaje no representa en lo absoluto eso. Y poco a poco, a medida que avanza la historia, se va viendo cómo hay una suerte de recelo mutuo entre padre e hijo y mucha frustración por no representar todo eso que querían de mí.
-¿Y cómo ha sido la relación con Francisca Imboden como tu madre?
-Un amor. Con la "Franca" nos llevamos muy bien, tenemos una muy buena relación en la vida, así que se hace todo mucho más fácil. No es la primera vez que trabajo con ella y es muy buena compañera. Como mi mamá es un poco la que aguanta a Camilo y lo apaña, la que lo protege por sobre todas las cosas.
-Ya habías trabajado en una teleserie con Jorge Zabaleta ("Señores papis"), ¿cómo ha sido volver a compartir pantalla con él?
-Bien, pero todavía no han sido muchas las escenas que comparto con su personaje, el fiscal Aníbal Ramos. Sí estamos en ciertas escenas claves, pero no tenemos aún un diálogo constante.