Vecinos de California preservan y rescatan la historia de su barrio
Con sus manos, las familias de la localidad tomecina se la juegan para cuidar los restos de un pasado esplendoroso y que llena de orgullo a sus habitantes. La junta de vecinos lidera este proceso que sin duda tendrá sus recompensas.
Recordando parte importante de su historia y mirando siempre hacia el futuro están, hoy por hoy, los vecinos del sector California, comuna de Tomé. Su barrio, que tiene un histórico pasado ligado a los molinos trigueros, empresas de distinto ámbito y los mataderos de ganado, mira con nostalgia lo que fueron sus años mozos.
Pero no solo se quedan en los recuerdos. De un tiempo a esta parte también, los habitantes del lugar se la han jugado por darle más notoriedad a todo lo que los rodea.
Con brocha en mano y mucha energía, los vecinos desde hace algunos meses se han propuesto hermosear su barrio. Con sus propias manos pintar los puentes, limpiar los esteros, sacar los autos en desuso y despejar las canaletas de aguas lluvias son algunas de las iniciativas que han llevado a cabo en comunidad. Lo último que hicieron para estas Fiestas Patrias fue poner escudos en los postes. Hace poco más de dos semanas lograron algo que guarda mucha relación con su pasado: pintar parte de las ruinas de lo que fue el Molino California.
El lugar -que queda como recuerdo- es parte del drenaje de agua que había hacia el molino. "Mi papá siempre me contaba que había un tubo acá. Había un estanque arriba y un muro, que está tapado ahora, las canoas estaban arriba. Era una cosa muy hermosa lo que fue. Ahora quedan los puros recuerdos", dice a La Estrella Nelson Hernández, vecino del sector.
A puro ñeque
"A mí se me ocurrió pintar para que la gente recuerde lo que es California y el molino. Es lo que va quedando, mucho se ha perdido. Era un desagüe, gente más antigua poca queda, pero los recuerdos son bonitos. La gente puede venir y ver cómo fue. Corto el pasto y limpio, porque acá hay mucha gente de la tercera edad que no puede hacerlo y quieren vivir en un bonito lugar", agrega el vecino.
"Hace unos veinte días hicimos esta iniciativa. A mi amigo Nelson Hernández se le ocurrió la idea de pintar los restos del molino que duró 100 años en el sector de California. Empezamos a cuidarlo y quedó como corresponde, muy bonito. Estos son aportes de amigos y empresarios que apoyaron la idea, acá todo se mueve con ayuda, plata no se recibe, son donaciones porque es mejor así. Después invito a los que me apoyaron, y les digo, ahí está su clavo o su tarro de pintura", comenta Roberto Torres, presidente de la junta de vecinos del barrio California.
"Es algo importantísimo lo que se está haciendo en este lugar, porque este molino era un orgullo, era todo para los vecinos, daba fuente de trabajo. Son 200 personas las que trabajaban en aquel entonces en ese molino. Este molino hacía 2500 sacos de harina al día y todo se exportaba a través de los carrunchos a La Pampa, y de ahí a la ex estación de ferrocarriles. Ahí se iban en velero y en buques de vapor en aquel entonces a Estados Unidos. California tiene bastante historia, la gente es unida, todos nos conocemos", añade el dirigente.
Historia
Es la historia lo que los motiva a seguir con todas estas iniciativas. En su mayoría son gente que nació y se crió en esas tierras que mucho han cambiado desde hace un siglo, pero siguen manteniendo esa esencia de cariño por lo suyo y de valorar el esfuerzo. Recalcan que la unidad es una de las cosas que más caracteriza a su comunidad.
"Soy nacido y criado en California, mis padres compraron aquí. Me quedé con el terreno, y quiero seguir con la tradición familiar y de barrio. Que la gente vea cómo fue. Con mi señora planté dos árboles al lado del memorial que hermosea el sector", agrega con orgullo Nelson Hernández.
"Este molino era todo en aquel entonces. Esta historia es hermosa. Acá somos todos gente humilde, obreros, tanto como del molino y también de la fábrica textil, somos personas trabajadoras y esforzadas para sacar adelante este sector", precisa Roberto Torres.
Gladys Fuentes vive desde niña en el histórico sector tomecino. De hecho, el lugar en el que están los vestigios del molino perteneció a su familia. Fue una de las responsables de que aún se mantenga ese recuerdo para toda la comunidad. "Nosotros con mi esposo compramos el sitio donde ahora está la estructura. Después esa parte la tuvimos que ceder. Tuve que salvar que demolieran eso, porque en el tiempo de la Unidad Popular empezaron a echar abajo todo lo que era del molino, como estaba dentro del terreno después lo cercamos y ahí se salvó el muro. Cedimos ese terreno para que agrandaran la bajada, porque no podían dar vuelta los camiones", recuerda.
Campo y mar
Otro de los puntos característicos de California, un poco más actual, es la Pesquera Camanchaca. "Trabajé 35 años en esa pesquera, no había caminos pavimentados en ese tiempo, era solo para carretas y uno que otro camión que pasaba de vez en cuando, era todo de adoquines este sector", rememora Gladys.
"La poca gente que vivía acá, venía, en su mayoría, de los campos cercanos, la gente antigua de esta comuna llegó desde allá. Vivía a la orilla del río, cerca del matadero, por eso siempre digo que a mí no gusta la carne", bromea.
Rosa Mella llegó a vivir al sector de California hace más de cuarenta años desde Rinco, localidad rural de la comuna. "Llegué recién casada con dos niños a vivir acá al barrio. Primero arrendé y luego logramos comprar acá mismo donde vivimos. Acá habían muy pocas casas a fines de los años setenta", asegura.
"Cuando llegué acá ya no funcionaba el matadero. Eran pocas las personas que trabajaban algunas cosas, aunque todavía quedaba un poco. Donde vivo habían dos casas por un lado y por el otro estaba la población municipal", menciona.