La penquista que trabaja contra la trata de personas en la región
Verónica Gómez cuenta que ha aumentado este delito en el país y que falta tener una mejor ley y personas capacitadas.
Estudió Trabajo Social en la Universidad de Concepción. Sumó un magíster en Ciencias de la Familia con mención en Orientación y Mediación Familiar por la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Hoy Verónica Gómez es académica de la Facultad de Comunicación, Historia y Ciencias Sociales de la UCSC, y coordinadora del capítulo chileno del Observatorio Latinoamericano sobre la Trata y Tráfico de Personas.
"Una de las opción era estudiar Educación. Mi familia era muy ligada al mundo social. Desde pequeña estuve vinculada a la acción social, desde la familia, luego a través de la iglesia como las pastorales. Eso me motivó a estudiar Trabajo Social. Luego me enfoqué en las mujeres, en los niños y las niñas", resume.
Sobre cómo llegó a una realidad que parece solo estar en otros países o en las películas gringas, relata que tras trabajar varios años en la Fundación Hogar de Cristo, en 2009, con el proyecto Aura y estudiantes en práctica, hicieron un estudio sobre la explotación sexual en niñas, niños y adolescentes. "Una de las situaciones que observábamos en calle era esto. Ahí hicimos un diagnóstico exploratorio", indica. La invitaron a participar en la mesa técnica contra la explotación sexual comercial, en 2012, y desde ahí se ha mantenido trabajando.
Flujos migratorios
Con este trabajo, se ha ido dando cuenta que muchas situaciones de explotaciones estaban en contexto de trata de personas. En ese sentido, explica que "son niños y niñas que son captados, retenidos, trasladados para ciertos lugares por adultos con el fin de abusar de ellos u ofrecerlos a terceros para que los exploten sexualmente. Empezamos a profundizar en el tema, porque en Chile no hay una regulación específica para el delito como la trata".
Eso, indica, se vio enfatizado por los nuevos flujos migratorios. El fenómeno de la movilidad humana que se ha generado desde países latinoamericanos hacia Chile y, por lo tanto, producto de una investigación que realizaba con una colega y unos artículos publicados, se la invita a participar del Capítulo Chileno del Observa Latrata para generar investigaciones, sensibilizaciones, actividades de promoción y protección de los derechos de las víctimas, además de generar incidencia política para el Estado asuma la responsabilidad que tiene. "Empiezo a participar en 2014 en congresos internacionales y me sumo al capítulo. El año antepasado, producto del trabajo que hemos venido trabajando, se me nombra coordinadora del capítulo y paso a formar un panel de expertos de Observa Latrata en colaboración con la Organización de la ONU para el combate del crimen, drogas y otros delitos. Hoy soy miembro de la mesa intersectorial del Ministerio del Interior", dice.
era tecnológica
El panorama, para Verónica, es complejo. "La trata ha habido siempre en Chile, ya sea de explotación sexual como laboral. En el primero creemos que se ha diversificado producto del avance tecnológico, debido a que se pueden contactar por estos medios. Hay espacios más invisibles para la sociedad", comenta.
Sobre la migración, la experta indica que "el país ha equivocado sus políticas migratorias. El restringir las fronteras aumenta el tráfico. Con eso la trata de personas. A nosotros nos importan todas las personas pero por sobre todo las menores de edad por la vulneración de sus derechos".
Relata que hay aumento en situaciones llamadas las de "lista negras", las que detectan pero no pueden judicializar porque no están las pruebas, porque "tenemos muy poca formación en estos temas. Tampoco tenemos una ley que esté evolucionada. Por tanto, el combate es mucho más complejo".
Lo que se necesita
Trabajan coordinadamente con varias áreas, pero reciben denuncias de organizaciones que están en terreno. Por temas de protección, detectan a niño y niñas y personas adultas. Advierten indicadores de trata. A veces no se llega a ninguna sanción efectiva.
Verónica, cuenta a nivel internacional tienen mucha ayuda, pero a nivel interno está el problema: "No tenemos leyes ni servicios capacitados. Y tenemos una comunidad muy indiferente a estas situaciones", sentencia.
Para ella, eso sí, es bueno que existan personas como ella atentas a esta temática. "Es una tarea fundamental. Hemos tenido personas que son sobrevivientes, que han logrado salir adelante y eso nos da mucha esperanza. Lo que a mí me molesta un poco es el poco avance del Estado en estos temas. No ha sido capaz de garantizar los derechos de las víctimas. Solo hay una casa de acogida en Santiago. No tenemos dónde acogerla acá".
"Desde pequeña estuve vinculada a la acción social, desde la familia, luego a través de la iglesia".
Verónica Gómez