Ya es costumbre que con solo un click se nos facilite la vida gracias a las aplicaciones del celular. Se puede pedir comida a la casa, comprar en retails, solicitar un transporte, entre muchas otras cosas. De acuerdo a las proyecciones 2020 de la consultora IDC, se espera que este año el uso de telecomunicaciones en Chile crezca un 1.5% en comparación a 2019.
A pesar de tener todos estos avances para la vida personal, el ámbito laboral no parece ir al mismo ritmo, seguimos trabajando con tecnologías que no incentivan nuestra productividad y efectividad, como lo hacemos con el resto de las tecnologías que nos ayudan en nuestro diario vivir.
De acuerdo a datos de la Universidad de California, los empleados trabajan hasta con 11 aplicaciones diferentes para realizar su trabajo diario y pierden casi 10 horas a la semana buscando información. Asimismo, cada vez que algo los distrae, necesitan 23 minutos y 15 segundos para volver a concentrarse en la tarea que estaban realizando.
Con estos antecedentes, el espacio de trabajo digital debe facilitar la labor de los empleados, ya no puede ser concebido sólo como una herramienta para "brindar acceso a los datos", sino que debe poder entregar una experiencia inteligente, donde la tecnología se adhiera a las necesidades de cada empleado.
Actualmente existen muchas tareas repetitivas que el espacio de trabajo inteligente puede ayudar a ejecutar de forma automática, lo que hará que el usuario dedique el mayor tiempo al trabajo real que debe realizar. Éste debe automatizar la jornada laboral.
Además, debe ser organizado, otorgando un punto de acceso único para todas las aplicaciones y datos, con un feed integrado intuitivo. Debe tener la capacidad de guiar a los empleados, ayudándolos a visualizar qué es prioritario, lo que les hará realizar acciones como aprobar presupuestos, aceptar invitaciones, programar sus vacaciones, entre otras, de forma mucho más rápida, llevándolos a ahorrarán más tiempo.
Columna