Endeudamiento juvenil
De acuerdo a la novena encuesta nacional de la juventud, elaborada por el Injuv, en la Región del Biobío el 30,4% de los jóvenes entre 15 y 29 años tiene al menos una deuda a su nombre, el 41% se siente endeudado y el segmento que lidera esta cifra es el de 20 a 24 años con un 41.2%. A nivel nacional, las deudas provienen de casas comerciales (38,8%), educación (31,1%), crédito hipotecario o de consumo (17%) e instituciones bancarias (5%). En economía existe una teoría llamada "la hipótesis del ingreso permanente", en la que se explica que los individuos se endeudan para traer ingreso futuro al presente y suavizar el patrón de consumo a lo largo de su vida. Por esto, el consumo per cápita muestra un patrón mucho más estable, con menos picos que el ingreso a lo largo de la vida de un individuo. Desde el punto de vista económico, el endeudamiento entre los jóvenes es un patrón empírico totalmente racional, incluso si contaran con un conocimiento perfecto del funcionamiento del mercado financiero. El problema está en la evidencia del alto índice de morosidad entre los jóvenes que, claramente, indica que están sobre-endeudados y que no tienen los conocimientos financieros suficientes.
Una práctica normal y recurrente, hoy en día, de todos jóvenes, independientemente de su nivel socioeconómico, es el uso de tarjetas de crédito. El fácil acceso éstas constituye uno de los factores principales de endeudamiento. Sin embargo, dicho acceso no está correlacionado con su nivel de ingresos y capacidad de pago, tanto actual como futura. Adicionalmente, muchos jóvenes que comienzan hoy en día su carrera laboral se enfrentan a empleos precarios, ingresos limitados y altas tasas de desempleo, en comparación con otros grupos etarios. La vulnerabilidad y dependencia económica de los jóvenes supone que la mayoría no son capaces de cumplir con el pago de sus obligaciones financieras. De ahí, su alto índice de morosidad.
La promoción y acceso a una buena educación financiera les ayudaría a los jóvenes a salir de su precaria situación económica y mejorar su capacidad crediticia futura. Dicha educación les ayudaría a adquirir conocimientos sobre los distintos instrumentos financieros que tienen a su alcance, así como aspectos relacionados con la planificación y el ahorro de sus ingresos.
De manera complementaria, es necesario que los jóvenes conozcan acerca de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, que es una institución estatal que permite a personas y empresas renegociar y solventar deudas y obligaciones con acreedores, en un procedimiento de carácter administrativo, gratuito y voluntario.