Relatos de los primeros 80 días totalmente confinados en casa
Adultos mayores decidieron no salir más de sus hogares para evitar el contagio. Algunos llevan tres meses encerrados.
Confinamiento preventivo y a la vez obligatorio han vivido desde marzo varias personas que, por diversas razones, determinaron quedarse en sus hogares para evitar un contagio.
Desde el 18 de marzo, en total, han sido 80 días de permanecer encerrados, donde han hecho una rutina nueva. Ahora son un ejemplo de que quedarse en casa es lo mejor.
Antes de que apareciera el coronavirus, Berta Matamala Mella (74) era una persona activa y muy independiente. Hoy permanece confinada en su hogar, pues quiere cuidarse y porque "siento que todavía no es la hora de irme", dice. "Antes salía para todos lados a comprar. Si tenía que ir al hospital me iba caminando para estirar las piernas", añade.
Sobre el encierro, relata que "ha sido un poco estresante". Claro que, ha encontrado una motivación para ocupar su tiempo. "Me he dedicado a tejer, tejer, tejer. He hecho como 30 gorros. Estoy tejiendo para llevar a los hogares donde hay viejitos y para la gente que necesite para vender también. En ese sentido, ha sido productiva esta situación", cuenta.
Berta, quien vive con sus hijas, tiene enfermedades de base como diabetes e hipertensión. "Tengo que cuidarme. Es complicado esto para una que tiene siempre defensas bajas. Así que los remedios me los va a buscar mi yerno al consultorio. El doctor me está llamando para ver cómo estoy, siempre me están controlando", señala. Además, tuvo cáncer, por lo que periódicamente se está evaluando, pero por ahora debe esperar.
Hoy, todo lo que necesita lo compra su yerno, quien ya sabe lo que ella requiere. Y para mantenerse activa, "pongo mi máquina, una caminadora y hago ejercicios, un poco. Aparte veo televisión, veo misa y las cosas religiosas. Me pongo a rogar por la gente que sale a trabajar para que no les pase nada".
Mientras ella se preocupa por cuidarse, ve con tristeza las cifras de fallecidos que día a día aumentan. "Es terrible. Está de Dios que esta cosa pare un poco. Tanto muerto. Con todo esto, prefiero estar encerrada, no me quiero ir todavía. Así que cuidándome", dice.
Con música
Eliana Clavería y Mario Acuña, de 70 y 73 años, se mantienen confinados en su hogar. Una hija se preocupa de hacerles las compras; otro de los trámites online y día a día reciben las visitas de su hijo Gonzalo, quien les trae música hasta el antejardín de su casa ubicada en Hualpén. Ambos tienen enfermedades de base, por lo que mantener un vida normal no era lo mejor alternativa.
"Llevan más de 90 días encerrados. Todos los días le toco música entre 40 minutos a una hora para que hagan ejercicios y estén alegres. Ellos se ríen, activan sus memorias emotivas", cuenta Gonzalo.
"Nuestros hijos quisieron que hiciéramos esta cuarentena, en la que ya llevamos tres meses", relata Mario, quien a pesar del confinamiento, asegura que "no estamos tan encerrados. Acá al lado hay un negocio, así que vemos todo el día gente pasar. Además, los hijos nos traen todo lo que necesitamos para llevar una vida casi normal. Pero nosotros entendemos que es lo mejor, por eso decidimos quedarnos acá".
En tanto, Eliana comenta que el encierro, al principio, "fue difícil, doloroso. Trataba de salir adelante, pero se me escapaban las lágrimas. Pero los hijos y la familia nos han estado llamando todos los días, cada uno con un aparatito para mirarnos. Es muy bonito".
Su día a día incluye bailar con la música de Gonzalo y "durante el día siempre hay algo que hacer, desarmar algo porque no estaba bien. También cocinamos juntos, nos han salido ricas las cosas. Además, cada domingo vemos con Marito la misa por televisión".
Añade que "somos bien de piel, a pesar de la distancia, estamos muy cercanos, muy unidos. Pero unos con otros vamos cuidándonos. Ya volveremos a la vida normal".
"Durante el día siempre hay algo que hacer, como desarmar algo porque no estaba bien".
Eliana Clavería