"Me gustaría que se viera afuera para que se conozca el Chile real"
El realizador Fernando Lasalvia estrena "Distancia Social", un filme que muestra su experiencia en pandemia.
Ignacio Silva
Cuando la pandemia llevaba pocas semanas en Chile, Fernando Lasalvia (46) comenzó a darle vueltas a un proyecto. Las motivaciones, dice, fueron dos: la necesidad del ex notero de CQC de reportear en terreno y la impotencia ante el manejo de las autoridades.
"Yo sentía que era el momento en que el periodismo tenía que estar en la calle, y no lo estaba. Porque el periodismo que uno veía en televisión era, por ejemplo, noteros que salían con carabineros en la noche a fiscalizar a los "porfiados"", relata ahora el comunicador y realizador audiovisual. "Y la gota que rebalsó el vaso fueron las palabras de (Jaime) Mañalich diciendo que no tenían conciencia del hacinamiento que había en ciertos sectores de Santiago. O sea, para ser la persona que hace las políticas públicas, es una declaración bastante grave".
Entonces decidió arrendar -entre mayo y agosto- una pieza en la Villa Portales de Estación Central. En ese lugar vivió la cuarentena, alimentándose sólo con la caja "Alimentos para Chile" que entregaba el gobierno y con los $65.000 del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), y se grabó mientras lo hacía.
La experiencia quedó registrada en "Distancia Social", un documental de estilo gonzo (periodismo en primera persona) que tendrá su estreno oficial este jueves 3 de diciembre a través de la plataforma digital del Centro Arte Alameda (centroartealameda.tv).
"Fue una experiencia tremendamente fuerte. O sea, pude comprobar por ejemplo que los $65.000 del IFE para la gente no son un aporte, porque pagas la cuenta del celular, los servicios básicos, un par de cosas más y te quedaste sin movilización. O sea, tenís que optar entre comer y movilizarte", resume Lasalvia.
Además de su experiencia vivencial, el material de 104 minutos incluye entrevistas con expertos de diversos ámbitos, como la periodista Alejandra Matus, el economista Marco Kremerman y el empresario Roberto Fantuzzi.
"Por decisión editorial no incluí a políticos. Los matinales le estaban prestando pantalla todos los días para que aparecieran dando cátedra de cosas que no tenían idea, así que pensé que si alguien quería escucharlos, que lo hiciera en la tele", apunta el periodista.
-Este es un tema súper delicado porque también está la dignidad de la gente, las ollas comunes y cosas como esas. ¿Cuáles fueron los principales desafíos que te encontraste en medio de la experiencia?
-Mira, tiene mucho que ver con lo de no entrevistar a políticos, porque lo de las ollas comunes tiene mucho que ver con cómo ve la televisión y los medios tradicionales la solidaridad. Los medios y los políticos lo ven a través de la caridad y no de políticas sociales. Y a través de la caridad precisamente, es ir a la olla común y sacarse la foto con la gente, siendo que la misma gente me decía que en democracia una olla común no debería existir. Se romantiza mucho la olla común, la caridad, la entrega de cajas, y ojalá que me graben mientras entrego la caja. En ese sentido es algo de lo que fui muy crítico desde el principio. O sea, no fue como que llegue y fui a las ollas comunes; los llamé antes, les pregunté si les interesaba estar, y vieron que el punto de vista era válido y por eso quisieron participar. De hecho, la gente en las ollas comunes no quería que las grabara y yo no las grabé. Es gente que no quiere ser mostrada cesante y que tiene que recurrir a esto para buscar comida porque no les alcanza la plata. El romanticismo de la olla común, de que Chile es un pueblo solidario y todo eso, tiene como origen una desprotección tremenda. La gente preferiría estar en su casa comiendo tranquilamente y no tener que estar recurriendo a esta olla común.
-¿Cuál es la principal conclusión que sacas de esos meses viviendo la pandemia de esa forma?
-Diría que que quedé muy afectado por el país que hemos construido, porque todos hemos contribuido de cierta forma. Entonces también hay un mea culpa a nivel personal, a nivel de grupos de amigos, a nivel de grupos laborales. Me cuestioné cuáles son las razones y los objetivos por los cuales trabajo; incluso me cuestioné hasta ese nivel porque siento que este experimento neoliberal que se ha construido en Chile y en el cual todos hemos sido de alguna manera culpables, es algo nefasto que se tiene que cambiar de inmediato. Imagínate que yo fui a hacer este experimento desde una posición de privilegio igual, y si yo tengo algún tipo de rabia estando en esa posición, imagínate la mayoría del país que está siendo afectada directamente por esto, que gana $300.000 y no recibe el IFE.
-Y ahora que ya se va a estrenar el docu, ¿cuál es la reflexión que te gustaría que se generara en la gente que lo va a ver?
-Yo creo que lo que más me gustaría es que la gente lo viera a un nivel reflexivo y después conversara sobre él, me gustaría que se viera afuera para que se conozca el Chile que no aparece en las postales ni el Sanhattan ni la Isla de Pascua, que se mostrara como un reportaje de Bloomberg, ¿cachay? Como "Autoridades hacen políticas públicas para los lugares donde hicieron sus postgrados, pero no para un país que es mayoritariamente pobre". Me gustaría mostrar eso, que finalmente "el otro Chile" es la elite. Cuando uno habla del otro habla de la minoría, pero acá se habla de "el otro Chile" por la mayoría de Chile. Y yo viví lo que vive "el otro Chile", que en verdad es la mayoría. Ese tipo de reflexiones me gustaría que pasara.
"El romanticismo de la olla común, de que Chile es un pueblo solidario, tiene como origen una desprotección tremenda.
Fernando Lasalvia