Leo Riquelme
"Hemos aprendido de nuevo que la democracia es preciada, es frágil, pero la democracia ha prevalecido", dijo ayer Joe Biden tras jurar como el presidente 46 en la historia de Estados Unidos. La frase recoge el espíritu de un discurso marcado por los llamados a la unidad nacional, la condena a la violencia, al "supremacismo blanco", "al racismo sistémico", "al terrorismo doméstico", a la "demonización" de quien piensa distinto y a la "fabricación y manipulación de los hechos", en una clara alusión al estilo de gobierno de su antecesor, Donald Trump.
En la ceremonia el nuevo mandatario homenajeó a los 400 mil fallecidos por la pandemia y criticó a quienes promovieron y asaltaron el Capitolio el 6 de enero, cuando el Congreso debía proclamar su victoria electoral, algo que el republicano se ha negado a aceptar a cabalidad.
Biden tenía previsto ayer firmar 17 decretos para revertir medidas del saliente presidente, relacionadas con materias migratorias, el regreso a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la lucha contra el coronavirus y el Acuerdo por el Cambio Climático, entre otras.
"Avanzaremos con rapidez porque hay mucho por hacer, mucho por reparar", agregó el presidente, quien añadió que en política internacional apostará por retomar las alianzas "para cumplir con los retos del mañana".
Biden apeló constantemente a la necesidad que existe por escucharse entre las personas y mostrar respeto por el otro, algo que ha estado en conflicto en los últimos años en un país crispado por las tensiones raciales, de género y un ambiente políticamente polarizado.
"Sé que hablar de unidad puede sonar a una fantasía absurda en estos días", dijo, pero agregó que "sin unidad no hay paz ni progreso" y añadió que "el derecho a disentir de manera pacífica es quizás la mayor fortaleza de nuestra nación".
Biden recordó que hasta hace unas décadas en una ceremonia de traspaso de mando las mujeres protestaron por el derecho a voto, y hoy la vicepresidenta es una mujer de origen indio afrocaribeño: Kamala Harris. "¡No me digan que las cosas no pueden cambiar", comentó.
El adiós de trump
Pese a los temores de las agencias de seguridad, en la ceremonia no hubo desmanes y al lugar llegó sólo un pequeño grupo de adherentes de Trump que protestó pacíficamente.
Dos horas antes de la jura el republicano abandonó la Casa Blanca. Antes de partir en un helicóptero rumbo a Florida, el magnate se despidió en su estilo, alabando exageradamente su gestión.
Por ejemplo, sostuvo que hasta febrero "nunca se habían visto cifras tan increíbles, incluso ahora" y agregó que "dejamos la economía como un cohete hacia arriba"; y respecto a las Fuerzas Armadas dijo que están en mejores condiciones que nunca.
Sobre la pandemia, planteó que "este virus de China fue algo horrible entregado al mundo" y agregó que su país fue "golpeado como el resto del planeta". Sin embargo, destacó que su administración legó dos vacunas en nueve meses, cuando la ciencia decía que desarrollarlas podía tardar años. Esto, a pesar de que ambas iniciativas son privadas y recibieron aportes de Washington y otros inversionistas.
Mirando al futuro, Trump le deseó "suerte" al nuevo gobierno, pero agregó: "Espero que no les suban los impuestos, pero si lo hacen, yo se los advertí". Y pese a que está en plena discusión en el Senado un juicio político que podría inhabilitarlo, el ahora expresidente le habló sus adherentes, a quienes les dijo: "Siempre voy a luchar por ustedes. Voy a estar viendo, escuchando (...) Ojalá no sea un adiós a largo plazo, nos veremos pronto (...) Vamos a volver de alguna manera".