"No nací siendo dirigente, tuve garra para aprender"
Berta Díaz, representante del Club Deportivo Arsenal de Boca Sur, relata su labor que no se detiene en pandemia.
Mirando en retrospectiva, Berta Díaz no puede entender cómo aprendió tan rápido. Reconocida por "Camiseteados" como una de las siete personas del país que generan iniciativas para su comunidad, la dirigente del Club Deportivo Arsenal de Boca Sur quiere inspirar no solo a los jóvenes de su comunidad, muchas veces estigmatizada, sino que a todos los habitantes.
"He tenido suerte de inspirar a través de mi historia. Soy de esas personas que cree que cualquier mujer que se proponga una cosa, la puede lograr. Pero hay que ser valiente, perseverante, porque siempre te vas a encontrar con alguien que no le gusta lo que haces. A mí me sobró lo que a otros les falta, como el valor, las ganas, el luchar", subraya.
En mundo de hombres
Retrocediendo en el tiempo, Berta Díaz recuerda cuando decidió hacer algo por su población. Mientras trabajaba como reparadora de calzados, sintió la necesidad de cambiar los destinos de los jóvenes. "Cuando uno vive en un barrio como este, le da miedo organizar cosas", confiesa mientras relata que su gusto por jugar a la pelota y ver a su hijo en la calle jugando partidos le hicieron click. "Así que hicimos una escuela de fútbol llamada Villa Venus, que en 2010 le cambiamos el nombre a Arsenal", dice la dirigenta.
Ser mujer en un mundo de hombres, al principio no fue complicado. Aunque, advierte que el obstáculo fue la disciplina de los niños, sobre todo cuando estuvieron en el campeonato de integración. "Tuvimos que poner todo nuestro esfuerzo para que no los sacaran del torneo", añade.
Cuando se pegaron el salto al fútbol amateur fue otra cosa, pues "sentí más el rechazo. Mi club nunca había estado en el fútbol de barrio. Desconozco si la razón fue, porque era mujer o porque nuestro club era nuevo".
No obstante, todo ha sido un constante aprendizaje y satisfacciones. Según cuenta, "fuimos avanzando como escuela. Pude salir del país y llevar a los niños a otras experiencias. Eso fue atrayendo a los chiquillos. Por ejemplo, fui a Argentina con dos buses completos. No era fácil llevar 120 personas y lidiar con todo lo que implica".
En ese sentido, confidencia que "no es fácil ser dirigente. Cuando comencé no lo era, no sabía ni cómo se hacía un documento. Aprendí. No nací siéndolo pero tuve la garra y el empuje para aprender. Hay que dedicar tiempo. Me gusta, me apasiona mi trabajo".
Camiseteada
El año pasado, antes de la pandemia, salieron victoriosos en la Copa de Campeones con los juveniles. Y, pese a que no pueden ocupar las instalaciones, Berta no ha parado de trabajar. "En este tiempo, me preocupé de preguntarles a los papás si alguno necesitaba cajas, tuve la suerte de ser apoyada por Parque Escuadrón, nos auspiciaron con cajas y les entregamos a los niños que más lo necesitaban. Era imposible olvidarse de la gente", dice Berta Díaz, quien nunca espero ser reconocida en Camiseteados. "Para mí fue lo máximo. Que reconozcan tu trabajo es bonito".
Además, siguió trabajando en la sede para que el club siga avanzando y retomar las actividades cuando la crisis sanitaria lo permita. Además, "también retomar nuestro conjunto de folclor, porque también tenemos cultura, social y deportivo. Esa es la magia de la organización, agregarle lo que más se pueda, más actividades. Y eso que nos falta. Si tuviéramos un estadio o algo que fuera nuestro tendríamos más actividades. La gente está pidiendo hacer atletismo, boxeo, tenis", comenta.
¿Su sueño? "Dejar el estadio y el gimnasio de mi organización para que la persona que ocupe mi lugar pueda continuar con más facilidad", espera.