Se enamoraron de la paz y calma que entrega lo rural
La tranquilidad para vivir se puede encontrar solo a minutos de Concepción. Hay varias familias que no se arrepienten.
Juan Pablo Ríos Rosales
Encontrar un buen lugar para vivir siempre ha sido una decisión difícil de tomar, sobre todo cuando la familia se compone de niños. Hoy en día, por ejemplo, hay varios que no la pensaron dos veces y se la jugaron por vivir en las afueras de Concepción, donde se compatibiliza tranquilidad, contacto con la naturaleza y, también, accesibilidad.
Copiulemu
Ubicado en medio de la ruta Concepción-Cabrero, Copiulemu asoma como uno de los sectores más codiciados por el ciudadano penquista. Con una naturaleza y calma pasmosa, pero cerquita de Conce, este lugar floridano toma ventaja para quienes deciden vivir alejados del movimiento propio de lo urbano.
Misael Mardones fue uno de los tantos que optó por asentarse aquí desde hace tres años. Cuenta que todo partió por un proyecto familiar, siendo una idea que habían madurado desde hace un tiempo atrás.
"Vivo a cinco minutos de Copiulemu y a 20 de Concepción. Comenzó como una idea de vivir e irse diariamente al trabajo. Fue por un tema de la crianza de los niños, porque no es novedad para nadie esto de la delincuencia y de la intranquilidad de que los niños crezcan en ese ambiente", explica quien trabaja en la Gobernación Marítima de Talcahuano.
"Se nos dio la oportunidad de comprar un terreno, construir nuestra casa y lisa y llanamente irnos a vivir. Vimos la opción de la prefabricada, pero nos recomendaron construir, porque era más sólida y duradera en el tiempo", agrega, quien por ahora arrienda su hogar en Hualpén.
Asimismo, Mardones desclasifica que, en este lugar, él puede dar rienda suelta a todo su interés animalista y a la jardinería.
"Para mí es impagable. Yo soy amante de los animales, tengo conejos, pollos, gallinas, cuatro perros. Además, plantamos papas, zapallos, sandías, de todo. Uno va viendo que la gente campesina no va a comprar eso, sino que otros insumos que no pueden producir. Sin dudas, es una vida más tranquila y sana", afirma.
Camino a cabrero
Al igual que Misael, la familia Silva-Burgos también quiso impregnarse de naturaleza en pleno el kilómetro 21 camino a Cabrero, a escasos minutos de Palomares. Aburridos de moverse de un lado al otro, como así también de todo el ajetreo urbano, confiesan que ha sido de las mejores decisiones que han tomado como grupo familiar.
"Resulta que siempre por el trabajo de mi marido hemos andado en varios lugares. Entonces, decidimos que cuando él jubilara, nos vendríamos a un sector más tranquilo, que quedara cerca de la ciudad y de la naturaleza. Y que también fuese accesible para los niños, el colegio y ahora la universidad", expresa Jacqueline Burgos.
En esa línea, quien llegó hace poco más de siete años a habitar el lugar, agrega que su arribo al lugar "fue más que nada por la tranquilidad de estar alejados del boche, además que ahora tenemos más espacio con la naturaleza y un aire menos contaminado. Queríamos que nuestros hijos disfrutaran de esto".
También da cuenta de que ahora ha podido trabajar la tierra e, incluso, ahorrarse buenos pesos en ferias y mercaderías varias.
"Aparte de tener el jardín que nos gusta, podemos cultivar nuestras propias hortalizas y vegetales. En estas fechas, cosechamos tomates, lechugas, porotos, etcétera. Tenemos una gran huerta, pero cuando llegamos esto solo tenía aromos y zarzamoras", señala.
Lo recomiendan
Un aspecto seguro es que ambos invitan a ir por esta opción. "Ha sido una experiencia buenísima, un cambio muy positivo. Lo recomiendo 100% porque es un lugar que todavía nos mantiene cerca de Concepción. Nos demoramos de 15 a 20 minutos solamente y con mucho menos tráfico", dice Jacqueline.
Por su parte, Misael manifiesta que, "claro, al principio cuesta acostumbrarse a los viajes, pero es impagable salir de Collao hacia Cabrero y despejarte hasta llegar a tu campo. No hay ruidos, no se escuchan personas, ni nada. Es espectacular, se lo recomiendo a todo el mundo".