Los viejos Lada resurgen como recuerdo de la influencia rusa en Cuba
Vehículos rústicos pero fieles, hoy viven un segundo aire en La Habana con un club de fanáticos que cada día crece.
AP / M. L.
Aunque el patrimonio "automovilístico" cubano por excelencia son los modelos años 50-60 de Chevrolet, Ford o Cadillac, e incluso uno que otro Moskvitch, los autos rusos Lada son también parte importante de esa postal.
Es común ver en Cuba a los dueños de estos añejos e incómodos vehículos parados junto al capó levantado y agarrándose la cabeza porque quedaron varados en cualquier esquina. Pese a sus defectos, estos automóviles despiertan pasiones, constituyen el más visible legado de la era soviética en la isla y son un símbolo de estatus para sus propietarios, que a veces deben hacer milagros de ingeniería para mantenerlos en movimiento.
Lada cuba
A fines del 2020, un grupo de dueños de estos vehículos decidieron formar el Club Lada Cuba y en menos de cuatro meses -pese a las limitaciones de la pandemia- ya tienen unos 140 miembros que se reúnen para actividades sociales como donar sangre, apoyarse cuando alguno tiene un percance -incluso un choque- o simplemente intercambiar trucos y repuestos.
"Siempre se ha dicho que el Lada es el carro del cubano", explica Carlos Rodríguez, un artesano de 29 años que dirige el club. "Todas las semanas nos juntamos, aunque sea para conversar 'mira le hice este truquito nuevo a la bomba' y nos ayudamos entre todos".
Los primeros
Los primeros Lada llegaron a Cuba a fines de los años 60 y comienzos de los 70, explicó Willy Hierro Allen, mecánico y director de la revista Excelencias del Motor.
A fines de los años 50, Cuba era uno de los países del continente con mayor cantidad de vehículos por habitante y por la isla transitaban antiguos Ford, Pontiac o Chevrolet, que aún ruedan y le dan ese aspecto antiguo a La Habana.
Pero tras el triunfo de la revolución socialista en 1959 y el enfrentamiento con Estados Unidos los repuestos comenzaron a faltar y la importación de vehículos se paralizó por completo.
Tras la imposición de sanciones por parte de Washington llegaron Seat y Alfa Romeo, como el que usaba el expresidente Fidel Castro. Pero cuando el país se acercó a la Unión Soviética e ingresó al Consejo de Ayuda Mutua Económica -el mercado común de las naciones socialistas- comenzaron a arribar los Lada de paseo y algunas unidades tipo jeep -aunque a estos se les dio uso militar.
Los Lada de paseo fueron convertidos en miles de taxis, se los distribuyó en las dependencias públicas; o se les ofreció a los dirigentes del Partido Comunista y el gobierno, a los trabajadores destacados y a algunas personalidades a las que se le otorgó el derecho a comprarlos.
Las autoridades jamás hicieron pública la cifra del parque vehicular cubano, estimada por expertos en unos 20.000 automóviles clásicos estadounidenses y más entre 80.000 y 100.000 Lada, en una nación con 11,3 millones de habitantes.
El Banco Mundial estimó que había 38 vehículos de motor -incluye autobuses- por 1.000 residentes en 2008.
Alto precio
Hoy un Lada antiguo puede costar entre 20.000 y 25.000 dólares, una fortuna en la isla que tiene un salario promedio de 150 dólares, pero poco en comparación con los 60.000 que el Estado pide por los usados que saca de la renta al turismo. Por ello los dueños de los Lada son conscientes del valor simbólico y económico de sus vehículos y se esfuerzan por cuidarlos.