Profesionales analizan el trasfondo del alza de la obesidad infantil
Nutrióloga sostiene que la solución pasaría por volver a cocinar en las casas y generar políticas públicas en esto.
Según la OMS, en Chile, el 60% de los niños de quinto básico tiene sobrepeso u obesidad y nuestro país es el segundo con más sobrepeso y obesidad de la Ocde, con el 74,2% de su población afectada.
En Curanilahue, el Hogar de Cristo atiende a 52 párvulos en el jardín infantil Miguitas de Ternura. Allí, su directora, Cristina Díaz, señala que sus alumnos están recibiendo las cajas Junaeb, pero ha percibido que los niños han subido de peso.
Ella lo atribuye a la inactividad, al encierro y especialmente a que en su comuna la comida siempre ha sido tema. "En nuestro centro educativo encontramos 9 niños y niñas obesos lo que corresponde al 17%, 15 niños y niñas con sobrepeso lo que corresponde a un 29%", dijo.
¿Por qué dices que la comida siempre ha sido "tema" en tu ciudad?
"Porque fuimos criados en una comuna pobre. Somos hijos del hambre y la gente que la sufrió hace de cada celebración o evento una oportunidad para comer en gran cantidad. Todo lo bueno se asocia a comida abundante. Nuestra dieta es en base a carbohidratos, es más barato. Se come mucha papa y pan".
También piensa que la minuta de la Junaeb no se adaptó a los cambios de estilos de vida y al aumento del peso en los niños. "De repente tenías una minuta de tallarines con croquetas, un exceso de carbohidratos", dice.
Mala nutrición
A juicio de Cecilia Castillo, nutrióloga infantil, en Chile no hubo una transición desde la desnutrición a la normalidad, sino que "pasamos de la desnutrición directamente a la obesidad a partir de los años 90".
¿Existe relación entre obesidad y pobreza?
"Chile es un buen ejemplo de cómo factores económicos y culturales convergen a que sea en los estratos de menores recursos donde se dan más casos de obesidad. A menor ingreso económico, más consumo de estos alimentos que no solo son baratos sino que producen placer: el consumo de azúcar genera mucha dopamina".
Piensa que los más desfavorecidos son los niños de menores recursos. "La inequidad aquí también es enorme. Si además están en pandemia, encerrados, sus padres sin trabajo, la única gratificación viene por la comida. Los niños sentados todo el día frente al computador o a la pantalla, con acceso al kétchup, galletas, mayonesa. Sacar estos alimentos de las casas no es fácil porque los padres de estos niños se criaron igual: ellos fueron niños premiados comiendo así y repiten el modelo".
Para ella la solución pasa por ayudar a que la gente vuelva a cocinar. "No se trata de decirle a la gente ´coma poquito´, eso no sirve, porque la obesidad produce efectos a nivel hormonal y cerebral. Se requiere de toda una reingeniería social. He conocido pequeños jardines infantiles y escuelas de sectores medios que tienen normas de alimentación que son distintas e innovadoras. Pero a nivel de políticas públicas, esto requiere de más recursos para la prevención. Las cocinas de las casas no pueden ser tan pequeñas, las plazas se llenan de gente, porque son pocas".
"Se requiere un cambio cultural profundo e implica un trabajo más cercano, persona a persona o a grupos de personas. Estamos aplicando conocimiento de nutrición del Siglo 20 y no del Siglo 21", puntualizó la doctora Castillo.