Mariscos, alimentos de alta calidad nutricional
Los mariscos son animales invertebrados comestibles.
Entre éstos, se incluyen los crustáceos y moluscos como camarones, cangrejos, langostas, calamares, ostras, machas y otros tales como algunos erizos y piure. Su consumo aporta, a nuestro organismo, proteínas de alto valor biológico gracias a sus muchos aminoácidos esenciales. Son bajos en carbohidratos y ricos en ácidos grasos omega 3, esenciales para el organismo, pues ayudan a mantener los niveles normales de colesterol. Además, poseen efecto antiinflamatorio, previniendo el riesgo de enfermedades cardio-metabólicas.
Así, se trata de un potente alimento para fortalecer el sistema inmunológico.
Se recomienda el consumo a todas las edades, ya que sus nutrientes funcionales, como vitaminas del complejo B (ácido fólico), que actúa sobre la reducción del riesgo de anemia, vitamina E con acción antioxidante, minerales como sodio, potasio, fósforo, magnesio, hierro, calcio y selenio, ayudan al buen funcionamiento de los procesos nerviosos y musculares.
Asimismo, se ha evidenciado su poder de acción en la mejora de ciertas funciones cognitivas, (memoria, capacidad de concentración y respuesta rápida a reflejos), reduciendo la probabilidad de aparición de enfermedades como el Alzheimer.
Sí se debe considerar que los mariscos y moluscos pueden causar alergias alimentarias, por cuanto, en niños se deben incluir progresivamente a partir del sexto o séptimo mes, probando tolerancia. En el caso de la población general, se aconseja consumir dos veces por semana (entre pescados y mariscos).
En cuanto a personas con diagnóstico de alergias alimentarias, se debe seguir la indicación médica, ya que las reacciones alérgicas afectan al sistema defensivo, generando síntomas que pueden ser leves, pero también muy agresivos.
En relación al tipo preparación, se recomienda consumirlos siempre cocidos. Se deben evitar las preparaciones que incluyan frituras, ya que pueden afectar el sabor original del producto y, por la alta temperatura, disminuir su calidad nutricional. Por tanto, se aconseja utilizar un método de cocción bajo en grasas (a la plancha, al horno, al vapor o en sopas) y condimentar o aromatizar con especias y con finas hierbas.
Columna
Solange Martínez Gallegos, Académica de Nutrición y Dietética Universidad San Sebastián