Arcade Fire vuelven a apelar a la masa con su sexto disco, "WE"
Todas las críticas coinciden en celebrar el retorno de Arcade Fire con su sexto disco de estudio, "WE", que acaban de lanzar. Un álbum que sigue la senda de sus trabajos más celebrados, como "The Suburbs" (2010), galardonado con el Grammy al mejor álbum.
Según sus autores, el disco rema a favor de la unidad y en contra de "las fuerzas que amenazan con alejarnos de las personas que amamos, así como de la urgente necesidad de superarlas".
Los líderes de Arcade Fire, el matrimonio conformado por Win Butler y Régine Chassagne, le dedicaron "el mayor tiempo sin interrupción" que le han dedicado nunca a uno de sus álbumes y, para coproducirlo, llamaron a Nigel Godrich, muy conocido por su trabajo junto a Radiohead desde "Ok Computer" (1997) hasta "A Moon Shaped Pool" (2016).
El álbum se presenta conceptualmente dividido en dos partes, una primera que bajo el subtítulo de "I" (yo) canaliza el miedo y la soledad del aislamiento, en contraposición con "WE", la segunda, que celebra el reencuentro con la comunidad.
Ya en el inicial "Age of Anxiety I", un retrato generacional que habla de la búsqueda de evasión de la realidad a través de la química o las redes sociales, se aprecia una voluntad de llamar a la reflexión colectiva, papel que Arcade Fire ha heredado de bandas como U2. "Hay cosas que podrías hacer / Que nadie más en la tierra podría hacer / Pero no puedo enseñarte, no puedo enseñártelo", cantan por contraste en "Unconditional (Lookout Kid)", un cambio de perspectiva frente a los mensajes más grandilocuentes.