Hermana de guardia golpeado pide resguardo policial en el Metro
Vendedores ambulantes atacaron a vigilantes que intentaron echarlos de estación. Hay nueve heridos. Acusan coordinación de agresores.
Diego Gotelli C.
Hospitalizado tras sufrir un TEC cerrado se mantenía ayer uno de los nueve guardias del Metro de Santiago que fueron golpeados con palos y fierros por un grupo de vendedores ambulantes.
El ataque ocurrió la tarde del miércoles en la estación Ñuñoa, donde los comerciantes ilegales reaccionaron con violencia a un intento de los vigilantes de sacarlos del sitio.
Según informó Carabineros, para quedarse en el lugar una vez iniciada la disputa los comerciantes se comunicaron con vendedores informales de otras estaciones, a fin de que llegaran a "rescatarlos".
En total fueron una quincena de comerciantes los que se enfrentaron a los guardias, dejando a nueve funcionarios heridos, uno de los cuales requirió hospitalización por los golpes que recibió en el rostro.
Su hermana, María Montero, repudió el ataque y pidió que los guardias del tren subterráneo capitalino tengan "más resguardo de Carabineros", dado el "riesgo" que conlleva su labor de enfentar a los ambulantes. "Están haciendo un trabajo que no les corresponde a ellos", dijo la pariente en CHV.
Desde el sindicato de trabajadores recordaron que este mes ocurrío un ataque similar contra el personal en Estación Central, y acusaron que los estarían usando como "carne de cañón" en el combate contra los ambulantes.
Metro aseguró que lo ocurrido en Ñuñoa no fue un operativo de desalojo, que se coodina con Carabineros, sino que fue un procedimiento "acotado" sobre solo una persona, lo que escaló a una riña mayor. "No es que se haya dejado a los trabajadores actuar en solitario", aseguró el presidente del directorio, Guillermo Muñoz.
El Ministerio del Interior anunció una querella y vinculó el ataque con el "crimen organizado" que acusan está tras el comercio ilegal. La delegada presidencial capitalina, Constanza Martínez, fue más allá y habló de "mafias", que trabajan para sacarlas de los espacios públicos.
"Más que comerciantes, son delincuentes ambulantes", coincidió el gobernador Claudio Orrego, quien pidió mayor coordinación regional para atacar el problema.