Un video y una moto fueron claves para detener a pareja por ataque a enfermera
Tribunal dejó en prisión a sospechosos de planificar y acuchillar a Pola Álvarez cuando volvía de clínica a su casa. Defensas de los acusados negaron que pruebas los incriminaran. Jueza sostuvo que este caso demuestra "desprecio por la vida".
Leo Riquelme
En prisión preventiva quedaron ayer en la tarde Enrique Hanson González y Patricia Henríquez Cortez, detenidos en la noche anterior por el delito de homicidio frustrado sufrido el domingo por la enfermera Pola Álvarez, quien recibió 11 puñaladas cuando salió de su trabajo en la Clínica Cordillera y caminaba las escasas cuadras que la distanciaban de su casa, que también queda en Las Condes.
En la audiencia de formalización la fiscalía presentó como principales pruebas contra la pareja de enfermeros una motocicleta, unos adhesivos que habrían sido utilizados para cambiarle la apariencia al vehículo y un video de la víctima que le habría reenviado la mujer a su pololo, quien según el Ministerio Público cometió el ataque.
En el video compartido por Whatsapp se ve a la víctima con una acompañante -ambas con traje de enfermeras- cantando y bailando un popular tema de Rauw Alejandro y Shakira. "Me dedicaron la canción Te Felicito que bien actúas", le escribió Henríquez a Hanson a través de la aplicación. "La rucia es la Pola", planteó el pololo. "Ya crea en Dios", le agregó.
El registro fue enviado el 23 de junio, cuando Henríquez ya había sido despedida de la Clínica Cordillera y había presentado una denuncia por eventual acoso. La abogada de la familia de la víctima, Cinthia Olmos, afirmó que tal acusación sólo la hizo después de que la finiquitaron.
El padre de Pola, Patricio Álvarez, asegura que el ascenso de su hija como jefa de turno en la Urgencia en dicho centro asistencial indignó a la ahora imputada, quien comenzó a hostigarla por redes sociales y en persona, pues ella quería dicho puesto. "Con la carta (de reclamo) trató de dar vuelta la situación, estando ya despedida", dijo a Chilevisión.
Para el abogado de la imputada, César Bustamante, en cambio, la denuncia que estampó Henríquez es una muestra de que ella "quería solucionar este problema por las vías ordinarias en el hospital donde trabajaba".
El defensor agregó que el "simple pantallazo de Whatsapp" era insuficiente para involucrarla en el delito. Por el contrario, planteó en la audiencia que el video muestra el "hostigamiento" que denunció, pues las dos registradas en el video aparecen "burlándose" de su defendida.
La magistrada del cuarto juzgado de garantía, Ximena Rivera, planteó que los comentarios hechos por la pareja en esa conversación de Whatsapp pueden aludir a la "voluntad de agredir" y de "matar".
La motocicleta
La segunda pista clave en las sospechas de la PDI y la Fiscalía fue una motocicleta captada inicialmente por las cámaras de Las Condes, y luego en La Florida y Puente Alto. En la primera se ve que se trata de una Suzuki Intruder de color blanco. Sin embargo, en los registros captados pasadas las 8.00 horas de ese domingo lucía negra. Las pericias concluyeron que ambos vehículos tenían la misma patente, que además estaba registrada a nombre de Patricia Henríquez.
El fiscal Francisco Lanas explicó que la revisión de las imágenes arrojó que su supuesta pintura tenía una rugosidad extraña.
Con tales antecedentes acudieron al domicilio de Hanson. En el allanamiento encontraron la moto, pegatinas blancas, reglas y herramientas para cortar. "Fue adulterada con plásticos adhesivos", dijo el persecutor, quien añadió que creen que se usó el mismo sistema para modificar el casco, pues en uno de los videos aparece blanco, pero luego en Las Condes el conductor llevaba uno blanco y naranjo, como lo identificó la víctima en su declaración.
Los policías y el Ministerio Público aseguran que quien atacó a la enfermera fue Hanson, porque junto a la moto y los adhesivos en la casa encontraron ropas similares a las que vestía el sospechoso al momento de la agresión, antecedentes que su abogado, Iván Montenegro, rechazó.
El defensor recordó que en su declaración la víctima no identificó a nadie en particular, más que a una persona que usaba ropa oscura y un casco. También dijo que en la vivienda no se hallaron rastros de sangre de la atacada ni un arma que lo vinculara con el acuchillamiento; y hasta cuestionó que lo encontrado fueran adhesivos.
Montenegro fue más allá y puso en duda que existiera el ánimo de matar a Álvarez, algo que la jueza Rivera refutó recordando que el médico que la atendió declaró que cuando la herida llegó a la clínica hubo que hacerle reanimación y que sólo sobrevivió por la rapidez con la que concurrió al centro asistencial. Esto, porque recibió puñaladas en brazos, piernas, abdomen y tórax, donde el cuchillo estuvo a punto de perforarle un pulmón. "Esas no son lesiones, estamos en presencia de un homicidio en grado de frustrado (...) El delito denota desprecio por la vida de otra persona", agregó la jueza.