Las ordenanzas que ya no están activas en la capital regional
Durante la historia han existido resoluciones municipales que respondieron a diferentes épocas y que hoy ya no son vigentes dado el paso de los años.
En algún momento de la historia de Concepción estuvo prohibido realizar actividades como jugar a las cartas en la calle, lavar ropa en las avenidas o estar disfrazado en la vía pública, a través de las ordenanzas .
La concejala Andrea de la Barra señaló que las ordenanzas son "resoluciones, dentro del marco normativo regulatorio, que dicta el alcalde con acuerdo del Concejo Municipal, y se caracterizan por ser normas generales y obligatorias aplicables a la comunidd y válidas solamente dentro del territorio de la comuna".
En ese sentido, en Concepción actualmente funcionan ordenanzas. El concejal Eric Riquelme indicó que "por ejemplo, está el del uso obligatorio de mascarillas durante la pandemia, en espacios cerrados o abiertos. Cuando no se cumple una ordenanza, se comete una infracción y generalmente hay una multa".
Añadió que "nunca una ordenanza está por sobre la ley. Por lo general estas tienen un período de vigencia y caducan con el paso del tiempo. Si es indefinida, también se puede finalizar. Hasta ahora, en este período, ninguna se ha eliminado".
Ordenanzas
Lucia Belmar es comerciante de la Galería O'Higgins, en el centro penquista. Consultada por La Estrella, recordó aquella ordenanza que exigía que los locales tuvieran ventanas en las que se viera todo el interior, lo que implicaba no utilizar vidrios polarizados en lugares como cafés y casinos populares.
Belmar señaló que "fue en la época de Jacqueline van Rysselberghe como alcaldesa. En esa oportunidad nosotros respetamos la resolución, pero después Contraloría la revocó. Es por eso que actualmente los locales pueden trabajar con los vidrios cubiertos como quieran".
La trabajadora añadió que "no fue necesario reclamar por nada y siempre acatamos lo que diga la autoridad porque solo queremos trabajar sin problemas".
En décadas e incluso siglos anteriores, han existido ordenanzas que formaron parte de la vida diaria penquista. El historiador Alejandro Mihovilovich contó algunos curiosos ejemplos respecto a estas normativas durante épocas pasadas.
"Las ordenanzas van cambiando con el tiempo. En su momento hubo una que determinó la prohibición de lavar la ropa frente a la ciudad y, por lo tanto, la gente se fue trasladndo a la desembocadura para llevar a cabo esta labor".
Otro ejemplo señalado por el historiador, que actualmente no está vigente, consistió en la ordenanza de poner aserrín arriba de los adoquines. "Esto se hacía frente a la casa de los enfermos para cuando pasara el caballo con las ruedas de fierro, con el fin de evitar ruidos molestos".
Una situación poco común, de acuerdo con el experto, tiene que ver con una labor que actualmente realiza la Dirección de Aseo y Ornato. "Antes existía una ordenanza en la que se obligaba a las personas a barrer la calle, afuera de la vereda que corresponda a la propiedad del vecino. Ahora difícilmente se pilla a alguien realizando esta labor, que no sea una persona que se de dique a ello".
Otros edictos a lo largo de la historia son los que se emitieron entre 1860 y 1885, entre las que destaca la ordenanza de policía, que tenía una serie de prohibiciones.
El trabajo de 2018 del memorista de Derecho de la Universidad Católica de Valparaíso, Víctor Figueroa, detalló aquellos elementos jurídicos que regían en esa época en Concepción.
En aquellos tiempos, la ordenanza de policía prohibía actividades en las calles como amarrar y dar de comer a los animales, transitar a caballo, trabajar en las aceras y veredas, jugar a los naipes, a la pelota o a la rayuela, y usar disfraces.
Otra ordenanza que se publicó en aquellos años fue la relativa a los carruajes y a su pago de patente, con la que se dio el primer paso para regular los medios de transporte dentro de la ciudad y para efectos de tener un mayor control del tránsito.
1860 es el año en que ir disfrazado por la calle estaba prohibido por una ordenanza de policía.