Una persona fallecida dejó una riña registrada la tarde del domingo frente a un supermercado del barrio universitario de Santiago Centro. Según información policial, el pleito involucró a dos guardias de la cadena Santa Isabel, quienes discutieron con una persona a quien acusaban de protagonizar robos en la tienda. En la riña el supuesto mechero fue herido con un arma blanca en el cuello, lo que le causó la muerte.

Testigos afirmaron que la víctima sería una persona que vive en la calle, la que tras la acusación de los guardias trató de huir mientras se levantaba la polera asegurando no haber robado nada. Dichos relatos coinciden en que uno de los vigilantes le habría dado alcance golpeándolo con un bastón retractil, y otro le habría propinado la puñalada.

Carabineros en primera instancia dijo que se estaba contrastando los testimonios con los registros de cámaras de seguridad, para esclarecer si se trató de una agresión mortal o si la misma víctima se autohirió en una caída. Sin embargo, ayer se informó la detención de uno de los guardias implicados.

Cencosud en un comunicado calificó lo ocurrido como un "lamentable incidente" y aseguraron estar colaborando con la indagatoria a fin de "esclarecer lo sucedido y las responsabilidades legales de los involucrados".

Hasta las oficinas centrales de la Compañía de Jesús llegó ayer la PDI para incautar antecedentes de la investigación previa canónica contra Felipe Berríos, proceso en que los jesuitas determinaron la "verosimilitud" de las denuncias por actos sexuales que afectaron a siete mujeres. La congregación corroboró la entrega de información previo consentimiento de las denunciantes, algo que según La Tercera antes negaron por el "secreto canónico". En un comunicado ayer garantizaron su disposición a colaborar en la causa iniciada por la autodenuncia del sacerdote.

Diego Gotelli C.

Un violento despertar tuvo ayer una familia de la comuna de Til Til al percatarse que una banda de ladrones armados había ingresado a su vivienda durante la madrugada.

Fue cerca de las 3.30 horas cuando al menos tres delincuentes forzaron la puerta e irrumpieron a la casa ubicada en calle Alcalde Aracena, en la localidad de la zona norte de la Región Metropolitana.

Ya adentro los asaltantes se dirigieron hacia las habitaciones, donde encontraron a una adulta mayor de 86 años y a su nieta, una joven de 21 años, a quienes intimidaron, golpearon e insultaron mientras les exigían que les dijeran los lugares en que ocultaban sus joyas, dinero u otros bienes de valor.

Familiares de las víctimas aseguraron que los delincuentes se habían caracterizado como policías de la PDI, pero su actuar no se asemejaba al de unos detectives. De acuerdo al relato de los parientes, en medio del amedrentamiento uno de los vándalos golpeó con la empuñadura de su arma a la víctima más joven, a quien luego le apuntó hacia la cabeza mientras sus compinches lo alentaban a dispararle a la adolescente.

El hecho fue visto por el padre de la joven, cuya presencia no había sido advertida por los delincuentes. El hombre entró en escena cargando un rifle, el que usó para dispararle en una oportunidad a los delincuentes.

Su tiro impactó en la cabeza al asaltante que tenía encañonada a su hija, quien murió producto de la herida. Según se informó, se trataría de una delincuente mujer, quien tendría una edad similar al de la víctima contra la que apuntaba su arma.

"Hizo lo que tenía que hacer. Estaba la vida de su hija en juego", dijo Luisa Muñoz, una familiar de las víctimas.

Desde la PDI informaron que el arma usada por el padre estaría debidamente inscrita y que preliminarmente se consideró que su actuar fue en legítima defensa, "dado el riesgo inminente de su hija", explicó el comisario Javier Rivera, de la Brigada de Robos Metropolitana de Investigación Criminal.

Tras oír el disparo, el resto de la banda escapó. La policía civil se encontraba ayer realizando diligencias en el lugar para dar con el paradero de ellos.